En medio de la fuerte marejada que en torno al puerto de El Musel se cierne a causa de la investigación abierta por la Fiscalía Anticorrupción, que se dirime en un juzgado de la Audiencia Nacional a cuenta de los sobrecostes económicos de las obras de ampliación portuaria, un detalle positivo ha pasado casi desapercibido: la instalación portuaria gijonesa abandona este año los números rojos que han sido habituales desde que concluyó una actuación faraónica puesta en entredicho por Europa.

La renegociación a la baja de los intereses que el Puerto paga por los préstamos concedidos para la ampliación y el descenso de los gastos de explotación han permitido a El Musel presentar un balance positivo de cuentas, lo que no ocurría desde 2011. La Autoridad Portuaria cerró los primeros nueve meses de 2016 con un beneficio de 261.749 euros, cantidad que se superará ampliamente a final de año cuando se incluyan en el balance del ejercicio varios ingresos extraordinarios, como 1,3 millones de euros de la venta al Ayuntamiento de Gijón de la Quinta La Vega; 2,08 millones como indemnización por la rotura accidental de uno de los pórticos-grúa de la terminal de graneles sólidos; o la tasa superior al millón de euros que se cobrará a Enagás por tráficos mínimos comprometidos con la concesión de la regasificadora.

Que el Puerto haya enderezado sus números este año es una buena noticia que engendra un poco de luz en medio de la tormenta que obliga a desfilar por el juzgado a ex altos cargos portuarios. No puede haber una mejora en las cuentas si no va acompañada de una mayor eficiencia en las operaciones, ni se logra engordar la cifra de negocio sin una apuesta clara por la competitividad en los costes y en la calidad del servicio. Esos planteamientos figuran en la hoja de ruta de los actuales mandatarios portuarios, que tratan de abstraerse de las cuestiones judiciales y centrarse en relanzar el puerto gijonés por la vía del incremento de los tráficos.

De confirmarse los supuestos delitos e irregularidades que la Audiencia Nacional investiga a instancias de Anticorrupción, que los supuestos responsables paguen por ello, pero el trámite judicial no debe impedir que El Musel levante el vuelo y continúe por la senda de los beneficios, a la que acaba de retornar tras años de zozobra. Ése es el objetivo que debe de guiar a los actuales directivos del Puerto: convertirlo sin más demora en uno de los motores principales del crecimiento de la economía regional, a la que presta servicio como vía de entrada y salida de bienes y mercancías. Las dársenas gijoneses conforman la punta de lanza de una plataforma logística que debe ayudar a hacer más competitivos los productos asturianos en los mercados internacionales. Para alcanzar ese objetivo hace falta en la Autoridad Portuaria una apuesta decidida y una orientación de esfuerzos encaminadas al comercio y al negocio, junto a una estrategia de diversificación que permita captar nuevos tráficos. Sólo así podrá superar el Puerto los vaivenes económicos a los que le ha sometido el pago de la deuda de la ampliación, que amenaza con estrangular su capacidad de salir airoso de una difícil situación financiera.