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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Sin sitio para la arrogancia

A la vista del disenso habitual que se respira durante los últimos meses en el salón de plenos del Ayuntamiento, con seis partidos políticos repartiéndose los escaños y estopa, además de su minuto de gloria, y teniendo en cuenta la dificultad de gobernar en minoría con la exigua cantidad de ocho concejales, cabe colegir que esta Corporación municipal tiene que empezar a acostumbrarse, por decisión estricta del electorado, a una etapa de necesario e inevitable consenso. Por el bien de la ciudad, el diálogo y la negociación han de sobreponerse con urgencia al enfrentamiento baldío y a la prepotencia.

El mandato del electorado gijonés, certificado en las urnas en la última convocatoria local, resulta nítido: ya no caben la arrogancia y la soberbia como hábitos de gobierno, ni el oponerse por oponerse: no la complacencia, pero tampoco la zancadilla. Hay un plan de urbanismo cuestionado por los tribunales que es preciso activar, en su nuevo diseño, cuanto antes; un plan de vías que urge resucitar o al menos despertar de su perenne somnolencia; un puerto que llenar de contenedores y cruceristas a la espera de que se resuelvan, ojalá que cuanto antes, sus pleitos y pendencias judiciales... La hoja de ruta es extensa y exige disposición urgente al entendimiento. Quien no haga esta lectura de la situación del municipio y se empecine en poner piedras en el camino y palos en las ruedas a la avenencia y al acuerdo le hará un flaco favor a esta ciudad y a quienes en ella habitan. Sólo si el bien común se impone al interés partidista, las ciudades avanzan.

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