Por segunda vez en lo que va de mandato, Manuel Arrieta, concejal de Mantenimiento y Obras del Ayuntamiento de Gijón, fue puesto esta semana contra las cuerdas por la oposición, a cuenta de los retrasos y las deficiencias en la prestación del servicio de conservación viaria en la ciudad. Los grupos de la izquierda cuestionan el trabajo que se está realizando y que lleva a cabo una empresa privada y acusan al equipo de gobierno de falta de control. Tampoco los trabajadores de la contrata, que protestaron el jueves en el Pleno, están contentos con una situación que tiende a enquistarse y que repercute finalmente en los ciudadanos, que tienen que soportar en ocasiones en sus calles obras que se eternizan o quedan mal rematadas. Por si fuera poco, el mantenimiento del alumbrado público podría paralizarse durante diez días a finales de mes, de cumplirse la amenaza de huelga los trabajadores de otra adjudicataria municipal.

Arrieta defendió en la última sesión plenaria las actuaciones de la contrata de obras respecto a las que prestaba el mismo servicio antes. Según el concejal, en septiembre, la actual empresa llevó a cabo 217 actuaciones viarias, frente a las 150 que realizó en el mismo mes del pasado año su antecesora. Pero no se trata tanto de la cantidad como de la calidad de los trabajos realizados, y ahí es donde el Ayuntamiento tiene que mantener una actitud vigilante para que se cumplan a rajatabla las condiciones del contrato.

Hace unos meses que la alcaldesa de Gijón dijo en un Pleno, ante las primeras críticas sonoras a su concejal delegado, que "de eso me voy a encargar yo", en alusión al control del servicio de conservación viaria. Arrieta había tenido que soportar entonces una cascada de críticas de los grupos de la oposición por las frecuentes demoras y defectos en la ejecución de distintas obras públicas que se estaban llevando a cabo en la ciudad con cargo a fondos municipales. Los casos más paradigmáticos fueron los de la calle Aguado, en el barrio de La Arena, que provocó duras críticas de los vecinos afectados por la clamorosa tardanza en ejecutarse, y la reforma de Marqués de San Esteban, que ni siquiera ha comenzado a realizarse, y que hubo de volver a adjudicarse, después de indemnizar a la primera adjudicataria por rescisión de contrato. No se olvide que la obra de Marqués de San Esteban lleva pendiente desde finales de 2013, cuando se aprobó el concurso de ideas para el diseño de la nueva imagen de esta emblemática calle del centro de Gijón. El gobierno local asegura ahora que los trabajos comenzarán el mes próximo, pero los vecinos desconfían ya de cualquier anuncio, después de tantos plazos incumplidos.

El departamento de Obras del Ayuntamiento es uno de los que manejan una mayor dotación presupuestaria, próxima a los 30 millones de euros cada año. También se encuentra entre los que más réditos políticos aportan, por cuanto la labor de realizar de manera frecuente pequeños trabajos y obras menores en los barrios suele utilizarse para captar votos y contentar a las asociaciones de vecinos.

Ocurre que los ciudadanos no pueden verse afectados con tanta frecuencia por una mala planificación municipal de las obras o por las demoras en los trabajos que se realizan en las calles de la ciudad, ya sea en el centro o en los barrios periféricos. Tan importante como agilizar los trámites administrativos es el control municipal de las obras que se ejecutan con cargo a las arcas del Ayuntamiento. Ésa es la labor que compete al equipo de gobierno: planificar los trabajos a realizar y vigilar que los plazos y las condiciones técnicas se cumplan para que los gijoneses no vean las obras de mejora viaria como un suplicio, sino como garantía de la mejora de las condiciones urbanas de su ciudad.