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El magisterio y el pueblo

Me preocupa esa obsesión de los políticos por las reformas de la educación. Cada uno de los diferentes partidos, en cuanto alcanzan el poder, bajo la justificación de mejorar el sistema educativo, cambian lo existente para tratar de adecuar lo nuevo a sus intereses, bajo la oferta de buscar lo "mejor para el pueblo" y así llevamos una serie de reformas desde que iniciamos las prácticas parlamentarias de nuestra joven democracia; se inició UCD, con la LGE, procedente del franquismo, le sigue la LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE, LOE, LOMCE , todo un juego de siglas que forman el laberinto educativo.

Los ciudadanos de a pie, con frecuencia, nos hacemos una pregunta, ¿no sería mejor, la estabilidad de un sistema "imperfecto", que el continuado baile de los cambios con las consecuencias de nuevas ediciones de textos y sus correspondientes negocios? Al llegar a la " democracia ", éramos muchos los que esperábamos, que al llegar, tras otras naciones más desarrolladas, trataríamos de copiar aquello que mejor funcionaba, adecuándolo a nuestras necesidades, pero nos hemos visto sorprendidos por el afán de "inventar lo inventado", sintiéndonos muy por encima de los que nos aventajaban y así vamos viendo, año tras año, como los informes hablan de nuestro fracaso escolar, llegando a liderar la Unión Europea.

Durante décadas, la base de la educación en este país era aportada por maestros nacionales que han sido muy poco valorados. Llegaban a nuestros pueblos provenientes de León, Zamora, Salamanca, Cantabria, Galicia y de nuestra propia tierra; los que venían con familia, se afincaron en el pueblo como nuevos vecinos y los que llegaban solteros, frecuentemente, encontraban pareja en el lugar del destino; a pesar del mísero sueldo, su entrega era total, dedicando el tiempo libre a clases particulares y a labores sociales como podrían ser las "aulas populares" para adultos, naturalmente sin ningún tipo de subvención. El otro tipo de maestros eran, los "temporeros", contratados en pública subasta en las ferias como la de Gera, en Tineo.

Aquella precariedad dio como resultado una sociedad preparada en lo más básico con espíritu de superación que quería vencer y olvidar los nefastos efectos de una guerra civil. Próximas a las escuelas nacieron las "academias" regentadas por profesores y maestros -con frecuencia represaliados y apartados de cuerpo oficial- pero que hicieron una gran labor preparando a los alumnos para el acceso al bachillerato también había que contar con los seminarios, aquí, gran número de nuestros escritores, periodistas y líderes de la izquierda, aprovecharon en profundidad el aprendizaje en humanidades para adquirir una relevante cultura. En aquellas épocas había que aprovechar lo que había, por "necesidad", dando como resultado pocos títulos pero un gran número de personas preparadas para la lucha por la vida.

Aquellos pioneros de la recuperación en la postguerra; de cartilla de "racionamiento" y faltos de libertades, usaron su imaginación y trabajo sacrificándose para que quienes veníamos detrás, no pasáramos lo que ellos habían pasado y así nos lo brindaron todo, así surgieron empresarios, ganaderos y comerciantes de éxito en todos los campos, sus descendientes, la mayoría con títulos superiores, ahora se encuentran perdidos.

Debemos de estabilizar de una vez nuestro sistema educativo, quizás así podríamos ver mejorar a nuestra sociedad en la convivencia, para evitar la violencia de género y el vacío de una juventud, casi infancia, que se refugia en el alcohol o la droga para caer, apenas naciendo, por coma etílico o sobredosis. Necesitamos con urgencia una ley de educación estable y duradera, para que sirva de cimientos al desarrollo social. Y como memoria histórica, tendríamos que hacer un reconocimiento a los maestros y profesores, que han sido los pilares de nuestro pueblo.

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