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Sol y sombra

Los necios y la legitimidad

La Constitución no es algo escrito por el dedo de Dios en el polvo de los siglos que decía González Bravo, ministro de la Gobernación con Narváez. La Constitución aprobada por el 87 por ciento de los españoles en 1978, que entre otras cosas proclamaba la Monarquía, quiere ser borrada sin embargo de la legitimidad democrática por los dedos de una docena de necios y su mariachi mediático que, de repente, pretenden reescribir la historia a su conveniencia.

Lo peor de cierta forma de hacer política no son ni siquiera los propósitos que la guían sino los medios de que se vale. El más insultante es la insistencia de los necios en querer hacernos tontos a los demás. Por ejemplo la filtración del vídeo en el que Adolfo Suárez, posiblemente en los prolegómenos de su enajenación mental, comenta off the record que si en España, entonces, se hubiera celebrado un referéndum sobre el modelo de Estado hubiera ganado la República, y que por ello lo descartó.

A nadie, ni por lo más remoto, se le ocurrió pensar en esa posibilidad. Ni a los comunistas, ni a los socialistas, que aceptaron la Monarquía pese a ser republicanos. Ni a tantos otros que igualmente siéndolo creyeron que la figura del Rey era la mejor para dirigir desde las instituciones la travesía del desierto tras el franquismo. El resultado del referéndum sobre la Constitución no deja lugar a dudas sobre su legitimidad y la de la forma de Estado que llevaba aparejada.

Sin embargo, la mentira tiene las patas cortas y los charlatanes que nos la intentan colar, como en este caso, las piernas demasiado largas.

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