La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

El doble rasero

Los nacionalistas vascos están convencidos de que el PSE acabará encontrando sumamente satisfactoria la propuesta soberanista vasca tras la nueva experiencia de gobierno compartido por la que los socialistas han aceptado el reconocimiento de nación y la reforma futura del Estatuto de Guernica a cambio de tres consejerías.

No hay motivos para preocuparse, la sanchista Idoia Mendia, que comunicó a la Gestora de Ferraz el acuerdo con el PNV después de cerrado, no sólo estaría dispuesta a aceptar la propuesta mañana, sino hoy mismo en el caso de que no resultara algo escandaloso saltarse las líneas hasta ahora no traspasadas por el PSOE en su idea de lo que España debe ser. Lo que Mendia haría mañana es avanzar para superar incluso las expectativas de autodeterminación que manejan Íñigo Urkullu y el PNV. Del mismo modo que intentó Zapatero con Cataluña animando él mismo a hacer un nuevo Estatut.

Ella no encuentra problema en incorporar el término nación al futuro estatuto de Guernica si ello significa que el País Vasco seguirá formando parte de España. Es, en cualquier caso, lo mismo que piensa Pedro Sánchez cuando se refiere a la "nación de naciones", algo que hasta el momento carecía de encaje en el PSOE resignado a asumir un trágala tras otro. En algún momento alguien tendrá que explicar por qué se produce un cataclismo por abstenerse ante la derecha española y, en cambio, no hay inconveniente en gobernar mano a mano con la derecha nacionalista vasca que tiene sus raíces en un troglodita como Sabino Arana y en el tradicionalismo.

Órtuzar habla de nuevas formas de entender el país, pero ese entendimiento sólo se producirá cuando todos los españoles se entiendan a su vez dentro de él. No sólo unos cuantos.

Compartir el artículo

stats