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Tino Pertierra

Realidad virtual, una revolución con puntos suspensivos

Emprendedores como Gary Vaynerchuk pronostican un cambio radical del modelo informativo, pero otros alertan del riesgo de buscar sólo el entretenimiento

Gary Vaynerchuk es un emprendedor nato. Le dejas con los bolsillos vacíos en la Quinta Avenida y en pocos días ha montado un negocio de éxito. Un motivador que utiliza las redes para lanzar ideas a mansalva con vídeos que sus seguidores memorizan. Es director ejecutivo de Vayner Capital, una empresa dedicada a la inversión. Escribe libros de ventas multimillonarias y da conferencias por todo el mundo. Y sus hechos le avalan: nacido en Bielorrusia en 1975, tenía solo 3 años cuando llegó a Nueva Jersey, en Estados Unidos. Fue de los que vieron desde el primer momento el gran negocio que significaba internet y pronto le sacó provecho con un canal de vídeos sobre vino por el que bebieron los vientos miles de usuarios. Su gran baza ha sido siempre su confianza en la comunicación como una herramienta fundamental para convertir las ideas en proyectos que atraigan a grandes cantidades de consumidores. Interesándolos y cautivándolos.

Nunca ha habido en la historia de la humanidad tantos medios para desarrollar la comunicación. Vaynerchuk es ante todo un optimista a ultranza y sólo se fija en lo bueno. Esto es, la posibilidad de que un negocio o una marca personal prosperen y se consoliden con una buena estrategia de comunicación digital. Siempre mira hacia delante. Nunca hacia atrás. En una entrevista reciente lo dejaba bien claro: "El romanticismo es el mayor error que comete la gente. Hay que abrazar el futuro porque no hay elección". Y ese abrazo implica a las redes sociales, pero no de forma estática: "Dentro de 15 o 20 años, cuando vivamos en un mundo de realidad virtual, lo social cambiará para siempre. La realidad virtual, con el tiempo, hará con internet lo que internet hizo con los medios tradicionales. Estaremos sentados, en una playa preferiblemente, y viviremos en un mundo virtual".

Y no hay que esperar mucho tiempo para ver los cambios, en su opinión: "En los próximos tres o cinco años, la voz y los bots transformarán el mundo. Te despertarás y dirás: 'Alexa, ¿qué tiempo hace?'. Otra cosa que veremos en los próximos 10 años es que todo se hará inteligente. ¿Y si tus botas te dijeran, a través de un mensaje, dentro de tres años, que estás caminando mal y que te vas a hacer daño en la rodilla?" La palabra "duda" no entra en su diccionario: "La tecnología facilita la interacción humana, no la sustituye. Antes te metías en el ordenador y te hacías un perfil, y ahora deslizas el dedo. Ya verás cuando llegue la realidad virtual. La gente quiere interactuar entre sí, la gente quiere conocerse, la gente quiere acostarse con otra gente. Es algo humano. Antes lo hacíamos corriendo desnudos por el bosque. Al principio parece tabú. ¿Sabíais que en su día la gente pensaba que el teléfono era malo?".

Internet lo cambia todo, y el periodismo no puede quedarse al margen de ese nuevo paisaje en el que la comunicación ha dejado de ser lineal. El mundo está cambiando", dijo en cierta ocasión Vaynerchuk, y lo que ahora importa es generar contenidos. ¿Pero contenidos de qué tipo? ¿Creados por robots? ¿Elegidos por la popularidad que puedan alcanzar dejando al margen otros necesarios pero que no atraen a las masas? Se impone aportar una versión que matice los puntos de vista de Vaynerchuk. El experto en marketing Sean D'Souza, que explica básicamente con su empresa Psychotactics por qué los clientes compran algo o por qué no lo hacen, afirmó en un ilustrativo artículo que Vaynerchuk tiene éxito sobre todo por el entusiasmo, el contenido y la coherencia que muestra, pero, atención, "hay otra razón oculta. Y esta otra razón tiene muy poco que ver con la entrega o el contenido". Tiene que ver con el hecho de que su blog más conocido se dedica al vino, "y nos encanta beber vino. Los seres humanos buscan el placer, la diversión y el entretenimiento más que cualquier otra cosa". Es decir, a mayor nivel de entretenimiento, mayores posibilidades de conseguir una gran popularidad en las redes. Sólo hay que echar un vistazo a las listas de noticias que más "me gusta" reciben. Si la teoría de Vaynerchuk se aplicara a rajatabla, los medios digitales dejarían a un lado muchos asuntos de crucial importancia para la sociedad porque no son "divertidos". Y si la realidad virtual o la realidad aumentada se convierten en las únicas vías de información con las que llegar a públicos masivos, mucho de lo que convierte al periodismo en un servicio público y no sólo en un canal más del mundo del espectáculo se verá relegado a nichos irrelevantes o escondidos, con el empobrecimiento consiguiente de los argumentos que distinguen a una sociedad plural y crítica de otra uniformizada y mansa. Y podríamos caer en las redes de una irrealidad social alimentada por la revolución virtual.

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