La reelección de Íñigo Urkullu como lendakari, con los votos del PNV y del PSOE, es relevante. Tanto el pacto firmado como las palabras de Urkullu indican que la prioridad es la economía pero que el nuevo gobierno está comprometido con la reforma del Estatuto, pactada en Euskadi, negociada con Madrid y sin romper el ordenamiento legal.

Urkullu dejó clara la voluntad de mantener la estabilidad institucional con frases como "ninguna solución es mejor que una pactada", "ni he caído ni voy a caer en planteamientos irrealizables" y, en referencia a Cataluña, "el modelo CUP no es bueno, porque es inestabilidad y tensión permanente".

El retorno a un gobierno PNV-PSE en Euskadi -interrumpido en el 99 por la deriva Ibarretxe- es un antídoto a la inestabilidad. Además el PNV tenía otras opciones. Podía volver a gobernar en solitario con acuerdos puntuales, sin "casarse" en un gobierno de coalición con el PSOE con el que tiene 37 diputados y queda a 1 de la mayoría absoluta. No es pues una garantía total.

Y si hubiera primado el nacionalismo podía juntar sus 28 diputados en una coalición con Bildu (18 diputados), lo que le habría dado una mayoría de 46 escaños, superior a la absoluta de 38. O incluso haber optado por formar un frente de partidos a favor de un referéndum de autodeterminación (con Bildu y Podemos) que reuniría 57 diputados, una mayoría amplísima en una cámara de 75 escaños.

¿Por qué no lo ha hecho? Porque sabe que estas alianzas le habrían arrastrado a un grave conflicto con el Estado que dificulta la acción de gobierno, acaba no llevando a ninguna parte (años Ibarretxe) y perjudica la economía. Grave en un contexto europeo de incertidumbre.

No son pues muy racionales ciertas reacciones de la derecha. El exministro y actual líder del PP vasco, Alfonso Alonso, ha dicho que "se intenta cocinar la independencia a fuego lento" y el ABC titulaba nada más y nada menos que "el PSE pisotea la línea roja del PSOE sobre la unidad de España". Una forma de "tremendizar" y de olvidar que el PP ya ha nombrado al nuevo presidente de la CNMV gracias al voto del PNV. Y que lo corteja para los presupuestos.