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Alberto Menéndez

Poder político y sindical

En la mañana de ayer coincidieron en el mismo despacho en Madrid, en la sede del Partido Socialista, en Ferraz, los dos asturianos con -sin lugar a dudas- más influencia en el ámbito político y sindical del país en estos momentos. Por un lado, el jefe del Gobierno del Principado y actual máximo dirigente del PSOE como presidente de la comisión gestora del partido que es, Javier Fernández, y por otro, el secretario general de UGT, el belmontino Jose Álvarez.

Aunque de la reunión de ayer con Fernández tanto Jose Álvarez como el máximo responsable de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, salieron aparentemente muy satisfechos, no da la sensación de que entre el presidente asturiano y el dirigente ugetista haya muy buena sintonía. No, en las relaciones entre ambos se impone la frialdad, pero no por razones sindicales sino por cuestiones políticas.

Por supuesto que si por algo es conocido y destaca fundamentalmente Jose Álvarez es por sus responsabilidades sindicales, pero es que, durante algún tiempo, también formó parte de la dirección del Partido de los Socialistas de Cataluña, en la época en la que Raimon Obiols fue secretario general de la organización (1983-1996), antes de acceder al liderazgo de la UGT catalana. Álvarez, como muchos dirigentes ugetistas asturianos, compatibilizó las labores sindicales con las políticas. Y por eso probablemente, porque nunca se apartó del todo de la influencia del PSC, es por lo que para nada evitó los pronunciamientos políticos; manifestaciones que también es cierto que le ayudaron a mantenerse al frente del sindicato en Cataluña desde el año 1990. Ahora, las tornas en la UGT de esta comunidad autónoma han cambiado y son los militantes de ERC quienes controlan el aparato del sindicato.

Álvarez es partidario -sin matices y lo antes posible- de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Algo a lo que se opone rotundamente el presidente del Principado y de la gestora del PSOE, Javier Fernández. En todo caso, quizás a ambos les interesaría aparcar por ahora las diferencias y como referentes socialistas en el Estado y en Cataluña caminar juntos en busca de una solución a la crisis derivada de la ruptura de la disciplina de voto del PSC en la sesión de investidura de Mariano Rajoy.

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