Los seguidores asturianos de Pedro Sánchez tienen mucho interés en que el ex secretario general del PSOE viaje a la región antes de que finalice el año. Incluso querían que su primer acto público tras la dimisión hubiera sido en el Principado. Al final, Sánchez decidió que no, que sería en Valencia. En este momento se desconoce si quien lideró durante algo más de dos años el Partido Socialista va a visitar o no Asturias en las próximas semanas.
Los sanchistas asturianos, al menos los más belicosos, pretenden ganar notoriedad y, a la vez, mostrar al resto del socialismo español que el PSOE de la región, el que lidera el presidente de la comisión gestora, Javier Fernández, está dividido. De aceptar la invitación, por lo tanto, Sánchez entraría en el juego del sector crítico de la Federación Socialista Asturiana, lo que conlleva de facto un enfrentamiento directo con el líder regional del partido y a la vez máximo responsable nacional interino de la organización, algo que hasta ahora ha evitado el político madrileño. Una visita, de realizarse, que sólo podría ser tomada por Javier Fernández como una provocación.
Lo que menos necesita en estos momentos Pedro Sánchez son enfrentamientos con Javier Fernández, si es que realmente tiene en mente concurrir como candidato a las próximas elecciones primarias. El presidente de la gestora habla continuamente de la necesidad de apaciguar los ánimos, de pacificar el partido para abordar con garantías el próximo proceso congresual. Lo lógico es que la respuesta de quienes apuestan por unas primarias urgentes sea sosegada, y así no facilitar argumentos a la gestora para posponer los comicios.
Pero, ¿se acabará presentado Pedro Sánchez a las primarias? Probablemente ahora ni él mismo lo sepa. Lo que sí se da por seguro en la dirección de la FSA es que la andaluza Susana Díaz no dará tan trascendental paso por el momento.
