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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Schubert bajo las luces

Cuando Moriyón alcanzó el poder municipal en 2011, una de las medidas más aplaudidas por la ciudadanía que tomó fue procurar una espectacular mejora de la iluminación navideña. Su dinero costó, pero hay que reconocer que cada diciembre de los últimos años la ciudad exhibía, al caer la noche, un aluvión multicolor que aliviaba del frío otoñal.

Ayer por la tarde, horas antes de que se pulsara el interruptor de las luces que anuncian el advenimiento navideño, ya había niños haciendo cola para fotografiarse en el enorme trineo de renos instalado en El Parchís, o mostrándose, pedigüeños, ante el inmenso y orondo Papa Noel de la plaza de San Miguel. Después del encendido, la presencia de gijoneses en ambas ubicaciones y en el solar del plan del vías, donde están instalados la pista de hielo y el tobogán, se había multiplicado por diez.

Sobre la nueva iluminación para la Navidad cabe decir que no es mejor ni peor, más bien diferente. Más académica y laica; menos colorida. Discreta en los argumentos luminosos menores y deslumbrante en las piezas de mayor tamaño. Mínima en el primer tramo de Corrida, y recargada en el siguiente; más llamativa en unas calles que en otras...

El caso es que el centro de Gijón era ayer, a partir de las ocho de la tarde, un hervidero de gente a la llamada de la luz. Muchos se pararon en una esquina de Corrida a escuchar como aguinaldo de lo que se avecina un primoroso "Ave María" de Schubert a cargo de una soprano de rasgos eslavos, acompañada por un clarinete y un trompetista. Ese inesperado detalle musical ya hizo que el paseo anochecido mereciera la pena.

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