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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Luces navideñas

Hay a quien no le agradan las luces de Navidad de Gijón. Para gustos, los colores, pero una comparación objetiva entre los arcos y emblemas de este año y los del anterior confirma que se ha preferido la calidad a la cantidad; que se ha optado por la discreta elegancia frente al abigarramiento de ediciones precedentes, muy aplaudido por otra parte. De cualquier forma, resulta legítimo defender argumentos a favor y en contra, todos respetables, a la vista de un asunto tan subjetivo. Ya se discernió desde estas mismas líneas hace unos días que las luces de Navidad en Gijón eran, en esencia, eminentemente laicas, sin distintivos que apelaran a la celebración católica, lo cual sin duda será del gusto de los podemistas, que en Madrid y en otras ciudades donde gobiernan celebran una Navidad sin atavíos tradicionales, tal que pareciera que el nacimiento de Jesús fuera el bautizo del retoño de la portera de la esquina. Llama la atención, sin embargo, que en la vecina ciudad de Oviedo, gobernada por un tripartito de izquierdas, no haya reparos en mostrar en plena calle a la Sagrada Familia, dicho sea sin acritud, que tan respetable es el laicismo de la derecha gijonesa como la piedad navideña de la izquierda ovetense.

Parece ser, por otra parte, que al gigantesco Papá Noel instalado en la plazuela de San Miguel lo van a cambiar de sitio. Durante los últimos días, semejante muñecote inmenso se ha convertido en uno de los elementos más fotografiados del recorrido navideño gijonés. No deberían moverlo: a quien Dios se la dé en el barrio de la Arena, San Pedro se la bendiga en el Muro. En lo particular, se agradece cada noche de regreso a casa el saludo a tan ilustre personaje.

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