La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Catedrática de Ingeniería Química de la Universidad

Los alumnos y la financiación de la Universidad

A propósito de la reciente reunión del Claustro de la Universidad de Oviedo, recién constituido

El pasado viernes 16 se reunió el Claustro de la Universidad de Oviedo, recién constituido. Fue una reunión que duró siete horas y que ha dejado motivos para más de una reflexión. Hubo intervenciones muy acertadas e ilustrativas de la situación de la Universidad (sobre todo desde la perspectiva del alumnado). Sin embargo, no puedo dejar de comentar algunas que me parecieron más demagógicas que universitarias. Y como docente que soy por vocación, me siento en la obligación de replicar a nuestros alumnos (o a sus representantes) lo siguiente:

Soy asturiana, nacida en Gijón, y he estudiado en la Universidad para la que ahora trabajo. En muchos países eso sería una indicación de mi incompetencia o mi desidia, o ni siquiera hubiera sido posible, pero en España viene siendo lo habitual y temo que para algunos sea lo ideal. Me explico. Me siento asturiana y me encanta mi tierra. Sin embargo, mi visión de ella, de la educación, la investigación, la Universidad y la vida no hubiera sido la misma si no hubiera salido a otros países, vivido y trabajado en otros ambientes. Eso mismo recomiendo a mis alumnos. Hablaré primero de lo que más conozco, pero sólo como un ejemplo: tenemos -para satisfacción de nuestra Institución- unos muy buenos estudios de Ingeniería Química, con un grado acreditado internacionalmente (sólo hay otro centro en España que lo tiene) y un máster que destaca entre los españoles y está en vías también de la acreditación internacional. No es para colgarse medallas, considero que es nuestra obligación dar lo mejor de nosotros mismos y ofrecer a nuestros alumnos la mejor formación posible (algo que algunos alumnos de otras titulaciones también destacaron en sus intervenciones, a la vez que hacían mención a las carencias que tienen, lo que me pareció muy adecuado).

Cuando Richard Feynman, tras cursar el grado en el MIT, quería seguir estudiando un máster en la misma institución alegando que era la mejor del país, su profesor le replicó "precisamente por eso debes ir a otro sitio. Hay que ver cómo es el resto del mundo"*. Creo firmemente que la movilidad es clave para el desarrollo, no sólo académico, sino personal. Fomenta valores (algunos llamados ahora competencias transversales) como la tolerancia, autonomía, adaptación o el razonamiento crítico. Tampoco todo se puede centrar en enviar a nuestros alumnos a otros sitios. Atraer alumnos de otros lugares (de España o de otros países) es importante.

Permitidme otro o ejemplo: todos los veranos -desde el año 1999- organizamos un curso internacional de Ingeniería Química (en inglés) que trae a estudiantes de universidades americanas durante cinco semanas, formación que ellos precisan para graduarse (es un curso único en España). Es un granito de arena de un grupo de profesores (continuando una iniciativa del profesor José Coca) para la proyección internacional de nuestra Universidad y de nuestra región. Adicionalmente, nos ha supuesto un ingreso que ha repercutido directamente en la adquisición y mejora de nuestras prácticas de laboratorio y planta piloto, de las que disfrutan también nuestros alumnos españoles de grado y máster.

¿Por qué comento todo esto? En mi tarea docente actual me siento satisfecha si mis alumnos son capaces de leer y comprender un texto de su especialidad (y no dejan en blanco una pregunta de examen porque a media cara ya se han cansado de leer?) y son capaces de escribir correctamente en castellano. Cuando digo correctamente me refiero a: sin faltas de ortografía, un texto con sentido y propio, que no sea el resultado de un "copia y pega" de una fuente, o de varias, algo que además no reconocen como plagio, ya que es el procedimiento al que están acostumbrados. Me siento especialmente satisfecha cuando son capaces de hace eso mismo en inglés, porque sé que en su futuro profesional dominar el inglés va a ser un requisito sin el cual tendrán muchas puertas cerradas. Por eso, cuando en el claustro se abordó la impartición de docencia en asturiano (lengua no oficial, pero promovida evidentemente desde el Rectorado) no podía salir de mi asombro. Seré políticamente incorrecta (o lo que deseéis llamarme), pero ¿enseñar en asturiano qué va a aportar a nuestros alumnos para su futuro profesional? Si hay algo que me quedó claro es que tenemos pocos recursos, insuficientes para lo que necesita una Universidad moderna, por lo que emplearlos -por pocos que sean- en el fomento del asturiano me parece, cuando menos, inadecuado (excepto en aquellos estudios que aborden la cultura asturiana). Sin embargo, promover la docencia en inglés (o en otro idioma extranjero según disciplinas) va a permitir a nuestros alumnos tener seguridad en el uso de una segunda lengua y también resultará en un aumento del número de alumnos extranjeros que vengan a estudiar a la Universidad de Oviedo. No quiere decir esto que tengamos que renunciar a nuestra lengua, que es el castellano, pero sí tender hacia un bilingüismo real, que responde a la situación del mercado laboral para el que tenemos que preparar a nuestros egresados.

Encaro ahora otro tópico que fue objeto de varias intervenciones de alumnas. Como resulta obvio por mi nombre, soy mujer. Nunca me he sentido discriminada por ello, ni en la Universidad ni en ningún otro sitio. Eso evidentemente no quiere decir que no haya discriminación, pero sí que no se puede generalizar, y mucho menos en la Universidad. Como catedrática que soy de una disciplina de ingeniería, en la que las mujeres sólo somos el 30%, con la ley de paridad me he visto (como el resto de mis compañeras) con una carga de trabajo superior a la media de mis compañeros, ya que en todas las comisiones ahora ha de haber un número igual de ambos. Me horroriza la idea de estar en algún puesto por el mero hecho de "cubrir la cuota" y no por mis méritos y capacidades personales para llevar a cabo la tarea, en igualdad de oportunidad con mis colegas del género masculino. Como dijo Maria Sk?odowska-Curie, "nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres, y no soy inferior a ninguno de ellos". En este momento soy la primera mujer que ocupa la dirección de mi Departamento. Es un hecho sin mayor significación asumido con total naturalidad en mi entorno. De nuevo, esto puede no ser políticamente correcto decirlo, pero no por ello es menos cierto.

En los 30 años que han pasado desde que puse un pie por primera vez en la Universidad como alumna la escasez de financiación ha sido una constante. Recuerdo cómo en las prácticas de Química de primero me desilusionaba ver cómo algunos experimentos los realizaba la profesora porque no había material para que las hiciéramos todos (o se podía romper y no había para reponerlo). En segundo curso nos apuntaban el material que rompíamos y debíamos pagarlo (pero al menos podíamos hacer prácticas con nuestras manos). En aquella época, mis amigos que estudiaban en una Escuela de Ingeniería, no en la Facultad como yo, también en nuestra Universidad, no hacían casi prácticas (y había quien lo justificaba, porque los ingenieros "no necesitan hacer prácticas"). Afortunadamente, algo han cambiado las cosas, ¿o no? En el último Claustro Universitario, al oír de los alumnos de Geología que se tenían que costear las salidas de campo (y las reconocían como clave en su formación y además un signo de calidad reconocido de los estudios en nuestra Universidad), o a los de Marina Civil que tienen que costear sus prácticas de seguridad o sus salidas necesarias para ejercer la profesión para la cual les formamos, o las múltiples carencias que indicaban otros alumnos en los laboratorios de diversas titulaciones, no he podido evitar acordarme de aquellos años, y concluir que aún nos queda mucho por mejorar.

Con unas sillas de hace más de 40 años, que denunciaban otros, con un diseño de edificios que hace que un alumno en silla de ruedas tenga que seguir la clase desde el pasillo porque no hay espacio para que entre en clase, sin suficiente número de aulas y con una capacidad limitada en bibliotecas (inferior al 10% del número de alumnos, por no hablar del número de libros disponibles?), con clara insuficiencia de equipamiento informático (en número y cuando existe, está obsoleto; éste fue un denominador común a prácticamente todas las intervenciones de los alumnos), la lista de mejoras por hacer es larga. Y no es más porque el esfuerzo y la ilusión de las personas de la comunidad universitaria hace posible lo parece imposible.

Hemos asistido numerosas veces a denuncias y hasta auditorias de un equipo rectoral a su predecesor, por un supuesto mal uso de los fondos públicos de los que dispone la Universidad, que a la postre resultaba no serlo. Otra constante en las campañas electorales al Rectorado son las promesas de múltiples mejoras que se van a hacer (mejorar y tener la intención de ello es lógico, pero "suena" como si los anteriores no hubieran querido hacer mejoras). Y también siempre ha llegado ese momento en que el nuevo rector llegaba a la conclusión de que no hay dinero ni para pagar los salarios del personal. Es decir, no hay dinero bastante, no es que se malgaste, es que no lo hay. Podemos hablar de calidad docente, del método "Bolonia" de evaluación continua por competencias, con actividades prácticas y grupos reducidos, pero no tenemos financiación ni para mantener la calefacción encendida en horario lectivo. Bueno? ahora sí, o eso está intentando el Señor Rector. Esperamos que de donde haya quitado ese dinero no se resienta mucho, porque no queremos volver a las clases con alumnos con dificultades para tomar notas por estar con guantes (los que se mantienen, porque un buen número no asiste en estas condiciones).

Gobernantes del Principado, la educación superior es cara, si queremos que sea efectiva y prepare a nuestros jóvenes para desempeñar una profesión que sirva a la sociedad. Necesita de muchos medios, y medios actuales. Queremos una formación accesible para todos, independientemente de su poder adquisitivo, lo cual incide en las tasas, pero sin financiación adicional no salen los números. Busquen y rebusquen, al igual que ha hecho el Señor Rector con el dinero para la calefacción, y proporcionen una financiación adecuada, que no suponga que rector tras rector tengan que rogar por ella, que le necesitamos centrado en gestionar y mejorar nuestra Institución.

* R. Leighton, R. Feynman "Surely You're Joking, Mr. Feynman!: Adventures of a Curious Character"(1985).

Compartir el artículo

stats