El 17 de marzo se conmemora el sesenta aniversario del Tratado de Roma que fundó el Mercado Común (hoy UE) y que en su preámbulo decía que aspiraba a "una unión cada vez más estrecha entre los pueblos europeos". Desde 1957 ha llovido mucho y el vaso está sin duda más medio lleno que medio vacío. Pero hoy hay menos ilusión porque Europa atraviesa una gran crisis por la muy reciente recesión (la peor desde 1929), la globalización, el terrorismo islámico y la inmigración. Y resurgen nacionalismos y populismos.

La UE es una realidad que tiene una base indiscutible, la voluntad de Francia y Alemania. Sin París y Berlín, no hay Europa. Y en el 2017 hay elecciones que pueden minar esa voluntad. En mayo están las presidenciales francesas donde -debido al gran fracaso de Hollande- es probable que en la segunda vuelta queden frente a frente el candidato de la derecha, François Fillon, y la populista Marine Le Pen, que quiere un referéndum para salir de Europa. Y Fillon, de la derecha tradicional y con un programa muy liberal, es un buen candidato para robar votos a Le Pen en la primera vuelta pero con poco atractivo en la segunda para el electorado de izquierdas que tendría que decidir. En el 2002 Jacques Chirac recibió esos votos contra Jean Marie Le Pen, el padre de Marine, ahora?

Pero lo peor no es seguro. Lo más probable es que Marine Le Pen no sea presidenta pero hoy -con Fillon- es más posible que antes. Queda tiempo y Emmanuel Macron, liberal de izquierdas y exministro con los socialistas, recibe un apoyo creciente. La última encuesta le da un sorprendente 18% de intención de voto.

La madre del cordero es Alemania, la primera potencia y la que -por obligación pero con creciente reticencia- aguanta el euro. Lo más probable es que Angela Merkel obtenga un cuarto mandato y repita la gran coalición con el SPD. O con los verdes y los liberales del FDP que repuntan algo. Entonces todo seguiría más o menos igual.

Pero Alternativa por Alemania (AdD), que en el 2013 no entró en el Bundestag por los pelos, al no llegar al 5% de los votos, es un peligro que sube. Y si lo hace mucho ejercerá una gran presión sobre el ala derecha de la CDU de Merkel. Y todo se podría tambalear.

AfD nació como un partido de derechas antieuro pero se ha convertido -tras que Merkel favoreciera la llegada de un millón de refugiados en el 2015- en un movimiento contrario también a la inmigración y a los musulmanes. Y el atentado del lunes de Berlín puede darle más aire y catapultarla a más del 13% que ahora tiene en los sondeos. Por eso un dirigente de AfD ha escrito este deplorable tuit: "son los muertos de Merkel". Piensa que les darán una buena cosecha de votos.

En Berlín ha habido "sólo" 12 muertos frente a los 84 de Niza el pasado verano o los 90 de la sala Bataclan en París. ¿Qué pasará si antes de las elecciones de setiembre hay más atentados? Los alemanes priorizan la seguridad.