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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Los malos humos

Con la contaminación no se juega ni conviene hacer con el humo pompas malabares. Quien contamine, que pague con creces, pero absténgase cada cual de hacer demagogia con asunto tan peliagudo y de tamaña preocupación social en Gijón.

El pasado verano la aparición de una mancha en el litoral a la altura de Peñarrubia generó notable alarma social, en una época en la que la ciudad vive casi exclusivamente del turismo. Se montó un espectacular operativo para atajar el problema y resultó que la supuesta contaminación que algún lumbreras había relacionado con la rotura del emisario submarino que lleva las aguas residuales de la zona este de la ciudad a alta mar era en realidad un banco de algas en descomposición.

Por imprevisión, por bisoñez o por prestarse a una foto de paladín justiciera antes de tiempo, la Alcaldesa le hizo un flaco favor a la actividad turística de la ciudad. Por fortuna ocurrió la primera semana de septiembre. De haber pasado en agosto, la falsa alarma habría vaciado las playas de turistas.

Ahora, en plenas vacaciones navideñas, otra de las épocas del año en que Gijón recibe visitantes, volvemos a convertir en tragedia un episodio de contaminación no tan relevante como otros registrados anteriormente, cuyas causas investiga la Administración regional, que es la competente en el asunto, y no el Ayuntamiento. Y otra vez la regidora enarbolando, seguramente con toda la buena fe del mundo, la bandera contra los malos humos, por carta. Que quien la lea pensará que viene de Madrid huyendo de Málaga y se mete en Malagón. Y por fortuna no es así.

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