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Fernando Granda

Del "Comando Zorro", el patchwork y la Universidad

Espero que cuando estas líneas se publiquen el problema esté prácticamente resuelto. Porque las evidencias han sido cada vez más claras y la situación se fue agravando hasta lo insostenible. Desde las primeras informaciones aparecidas en los medios de comunicación, como la contundente documentación publicada por LA NUEVA ESPAÑA en la que se reflejaban copias evidentes, el caso de los presuntos plagios cometidos por el rector de la Universidad Rey Juan Carlos no solamente compromete al mismo centro. Afecta al sistema universitario español, a departamentos ministeriales, a estamentos académicos y a diferentes esferas políticas. Algo insólito en el mundo intelectual mundial.

El "caso Suárez Bilbao" alcanza ya un nivel de culebrón, la situación es vergonzante y la ineptitud de los responsables universitarios, académicos y políticos inaceptable. Cada día se han publicado presuntos plagios en trabajos de alto nivel docente que repercuten en títulos, licenciaturas, doctorados, estudios de historia, publicaciones académicas, enciclopedias... El desprestigio se extiende por los campus, alcanza a instituciones fuera de nuestras fronteras e implica a personalidades mientras el autodenominado "Comando Zorro" y varios investigadores interesados en el problema escudriñan no solamente el itinerario creativo del rector de la Universidad madrileña, sino también otros numerosos trabajos que permanecían bajo sospecha, conferencias, tribunales y claustros. Las investigaciones van sacando a la luz no solamente la endogamia y el corporativismo de instituciones y estamentos universitarios y académicos, también indagan la presunta corrupción que va apareciendo en el campo intelectual. Porque se atisban relaciones poco claras entre responsables de la política, las academias, la Universidad.

Los departamentos correspondientes de los ministerios afectados han escurrido el bulto y aludido a la autonomía universitaria a pesar de sus subvenciones y dependencia organizativa; la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) le pidió a Fernando Suárez Bilbao que deje su vocalía, pero ha demorado sine die tomar cualquier otra medida; los dirigentes de la Comunidad de Madrid, con responsabilidad en la institución por ser un centro público, se desentendieron del asunto, echaron balones fuera, callaron ante presuntas conexiones de nepotismo. Todos dejaron pasar el tiempo mientras los medios de comunicación, los departamentos de publicaciones de universidades y academias publican más y más presuntos fraudes. El copia y pega ya no es sólo la herramienta preferida del rincón del vago, las prisas por ascender, figurar, presumir, ganar más llevan al personal al atajo, legal o ilegal, a riesgo del desprestigio. A encargar a "negros" novelas o sesudos trabajos de investigación. Con lo cual el desprestigio puede adquirir cotas inusitadas. Y llega a ser tan burdo, tan mal hecho, que no es el popular patchwork, hoy tan de moda. Porque en los plagios que van apareciendo se han copiado hasta los errores tipográficos, se han firmado estudios presumiblemente importantes sin leer, se han publicado informes sin editar, se han aprobado trabajos a sabiendas de que eran plagiados.

La sorprendente producción no merece ser comparada al trascendental caso del "Watergate", con el presidente de Estados Unidos Richard Nixon, los periodistas del "Washington Post" Bob Woodward y Carl Bernstein y una "garganta profunda" como protagonistas. Pero la película tiene el mismo guión.

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