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De Donald Trump a la Revolución rusa

Miren ustedes las vueltas que da el mundo. El próximo 20 de enero asume Donald Trump la Presidencia de los EE UU, un cuestionado empresario multimillonario y expresentador de programas de telerrealidad, discutido género televisivo que convierte en estrellas a personajes vulgares dotados de escaso talento y nivel cultural. Su campaña electoral, con el sugestivo eslogan de "Make America great again" (hagamos una América grande de nuevo), se caracterizó por una enorme atención mediática, derivada de la sarta de declaraciones polémicas que protagonizó, siendo incluso acusado, por amplios sectores de votantes, de xenófobo, misógino y racista. Utilizó el más peyorativo estilo político de "populismo", término que engloba conceptos tales como oportunismo, liderazgo carismático, promesas utópicas y por tanto incumplidas, mecanismos manipuladores para conseguir el apoyo popular, con un evidente predominio de la emoción sobre la razón. En resumen, un cúmulo de manifestaciones ultraconservadoras alejadas de lo que debería ser políticamente correcto.

Y fíjense que coincidencia, exactamente con el margen de un siglo ocurrió una trascendente innovación política en el mundo, pero de signo antagónico. El 15 de marzo de 1917 se vio obligado a abdicar Nicolás II, el último zar de Rusia, después de un autocrático y despótico reinado, caracterizado por una debacle económica y militar del imperio. Su caída abrió las puertas a la gran Revolución rusa, evento considerado muy significativo en la época contemporánea y uno de los hechos inolvidables de la historia de la Humanidad, tal fue el comunismo. Rusia dejaba así de ser gobernada por la dinastía absolutista de los zares para organizarse como una República Socialista Federal -que tuvo, en sus comienzos como jefe supremo al revolucionario Lenin-, pasando a denominarse más tarde como URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

Durante ese año de 1917 continuaban candentes las acciones bélicas de la Primera Guerra Mundial; así, el potente Ejército alemán reanudaba la ofensiva contra Rusia, mientras que EE UU entraba a participar en el conflicto dentro del bando aliado, éste con un origen centrado en la Triple Entente, constituida por Francia, el Reino Unido y Rusia.

Desde el punto de vista literario, hace una centuria veía la luz la edición completa de "Platero y yo", de Juan Ramón Jiménez, y el sevillano Antonio Machado -el más joven representante de la Generación del 98- publicaba sus "Poesías completas". También durante ese período nacieron políticos tan conocidos como John Fitzgerald Kennedy (35.º presidente de los Estados Unidos) o Indira Gandhi (2.º primer ministro de la India), a los que hay que añadir algunos escritores relevantes: José Luis Sampedro, Juan Rulfo o la poetisa especializada en literatura infantil Gloria Fuertes. Y fallecieron dos destacados artistas franceses a los que unía una buena amistad: el pintor impresionista Edgar Degas y el afamado escultor Auguste Rodin, inmortalizado por "El beso", "Las puertas del infierno" y especialmente por "El pensador".

Retrotrayéndonos en el tiempo, el 31 de octubre de 1717 el teólogo y fraile agustino alemán Martín Lutero clavó en las puertas de la germánica iglesia del palacio de Wittenberg "Las 95 tesis" (intituladas "Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias"), un escrito dirigido a la Iglesia romana desacreditando la doctrina papal sobre las indulgencias. Las tesis de Lutero desembocarían en la Reforma Protestante y en una sustancial reestructuración de las creencias religiosas europeas. Cuatro años después, una bula pontificia de León X -con la consiguiente bulla de plomo- lo excomulga por hereje. La cosa fue de mal en peor al tomar el monje la iniciativa de casarse, iniciándose a partir de entonces un controvertido movimiento de apoyo a contraer matrimonio los eclesiásticos, bien acogido por muchas corrientes cristianas.

Para finalizar este recopilatorio de acontecimientos memorables, sacar a colación la gran hambruna que padeció el norte de Europa a comienzos del siglo XIV (entre 1315 y 1317) acompañada de fuerte morbilidad, derivando en una mortalidad catastrófica por inanición, dada la pérdida de cosechas agrícolas. En buena medida, el grave suceso fue provocado a consecuencia del cambio climático que acaeció en la denominada "Pequeña Edad de Hielo" -etapa que se extendió desde comienzos del XIV hasta mediados del XIX-, durante la cual se produjo un enfriamiento generalizado en el hemisferio norte causado por una disminución de la actividad solar (reflejada en la escasez de manchas solares) y un aumento de la actividad volcánica (con emisión de ingentes cantidades de cenizas, y gases cargados en dióxido de azufre que se convierte en el dañino ácido sulfúrico cuando alcanza la estratosfera).

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