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Nueces de California

Mister Trabas

La libertad como garante de la solución de los problemas en contraposición al intervencionismo

Es preferible equivocarse que permanecer ambiguo.

El éxito ocurre cuando los sueños son más grandes que las excusas.

Cuando un sistema no posee grados de libertad, entonces lo más probable es que cualquier problema que se plantee no tenga solución. Hoy voy a hablarles de Mister Trabas, es decir, ese tipo de personas que se dedican a poner cortapisas a la creatividad y hacen que terminemos comiéndonos "les crottes du nez", que es como llaman los franceses a los mocos. Lo voy a hacer hablándoles de un tema del álgebra lineal que es uno de mis preferidos: los sistemas de ecuaciones lineales. Los sistemas de ecuaciones poseen varios ingredientes: las incógnitas, que es aquello que desconocemos y que queremos determinar. Por ejemplo: ¿cuáles son los parámetros que nos conducirán a una sociedad más justa y con pleno empleo? Quien resuelva este problema se hace famoso. Yo estoy seguro de que algunos de los parámetros son el mérito, el esfuerzo y la educación. Luego están las ecuaciones, que son las relaciones que ligan las incógnitas y que implican restricciones, por ejemplo la suma de los gastos es igual a los ingresos, lo cual implicaría cero endeudamiento, y también un nuevo concepto que voy a introducir, el rango, es decir, el número de ecuaciones (o de parámetros) que no son redundantes. Por ejemplo, si les digo que las edades de un padre y su hijo suman 40 años, tendría una sola ecuación y dos incógnitas, con lo cual poseo un grado de libertad, es decir, no puedo determinar ambos a la vez. Si añado una condición adicional: por ejemplo, el padre tiene 3 veces más edad que el hijo, entonces obtengo una única solución. Si sigo añadiendo condiciones, es decir, trabas, resulta que el sistema habrá hipotecado todos sus grados de libertad y entonces no habrá solución. En este tipo de sistemas se pide que los ángeles antes de nacer ya tengan alas, y se imponen demasiadas falsas garantías para controlar todo lo que se mueve, y al final no se mueve nada.

Enseñamos a nuestros alumnos a resolver problemas que tienen una única solución, pero, ¿realmente son estas situaciones las más importantes? Mi respuesta es NO. Un sistema sin grados de libertad es la muerte, nada funciona, todo está atado y sobreatado. Por ejemplo, la economía necesita de grados de libertad para que haya mejunje, movimiento, y también espacios de restricciones adecuados para que cualquier descabellado no se aproveche, nos pille descolocados, y ponga al sistema a funcionar en un punto en el que él solo salga beneficiado. Cuando existen grados de libertad se pueden diseñar soluciones y el Estado puede incentivar el talento y las estrategias que correspondan a la visión que se pretende desarrollar, y que deberían tener como objetivo final el bien común. "¡Ya, pero el Estado no tiene medios suficientes!", dicen algunos, normalmente aquellos que se benefician en silencio. Pues no pasa nada, al menos que no impida, que es lo que hace ahora, poniendo trabas al desarrollo. Hay que adelantarse a los acontecimientos e intentar sembrar las semillas de aquellas actividades económicas que resuelvan los problemas. No es necesario tener una bola de cristal, sólo es necesario ser observador y poder planificar políticas a medio y largo plazo, cosa que no suelen hacer nuestros políticos, que no piensan más allá de las próximas elecciones, y aunque al final gobiernen durante varias décadas, como es el caso del Partido Socialista en Asturias, nos encontramos con una política de "patchwork" en la que no se sabe muy bien cuáles han sido las directrices, si las hubo. Fíjense en el desastre de los fondos mineros, ¿qué ha generado aparte de algunas infraestructuras y un campus universitario cuyo futuro es incierto? ¿Cuántas empresas de las que se aprovecharon de dichos fondos han sobrevivido? ¿En qué sectores tecnológicos se agrupan y por qué? ¿Existe realmente un "hub" tecnológico de empresas marca fondos mineros, o el gasto de los mismos ha sido fruto de la improvisación, de ocurrencias poco afortunadas y del intervencionismo político? Cuando oigo por la radio la publicidad del Montepío de la Minería sobre el spa de Felechosa donde se han enterrado millones, siento vergüenza ajena por que una institución con un gran prestigio histórico haya perdido el norte, o al menos yo así lo percibo.

Otro ejemplo es el envejecimiento de Asturias y del campo asturiano ¿Qué se ha hecho para paliarlo y fijar población al medio rural de modo efectivo? ¿Cómo se ha hecho y se hace en otras regiones europeas parecidas al Principado? En una visita reciente a la región de Burdeos, estaba yo cenando con mi sobrino Antoine y unos amigos, y le pregunté a su amigo, que tenía 16 años, qué quería ser de mayor. Me respondió con pasión, decidido, que le gustaría ser agricultor y viticultor, y me dijo que estaba formándose en un instituto profesional de la zona. ¿Cuántos jóvenes del campo asturiano responderían hoy lo mismo?

Por otra parte, se necesita menos intervencionismo por parte del Principado. Denle Viagra al sistema, marquen directrices de futuro, y déjenlo funcionar, que aquí ya no se mueven libremente ni los osos, y los urogallos andan superestresados. El control no consiste en la falta de libertad, es mucho más útil que eso. Se trata de acotar las bajas frecuencias para que las soluciones que se proponen difieran en las altas frecuencias, que expanden los detalles, de modo que se genere diversidad, pero guardando un aire de familia: la búsqueda del progreso, es decir, del beneficio anónimo. Agitación intelectual, protección del talento y fomento del esfuerzo son las tres patas del tayuelu.

Creo que los sectores de desarrollo están claros: recursos naturales ligados a la cultura del agua, y a la agricultura y ganadería ecológicas como garantes de nuestra identidad y promotores de nuestro desarrollo; un sector biotecnológico y de alimentación de vanguardia, ambos por desarrollar; el sector de los nuevos materiales y de las energías renovables; todo ello ayudado por el desarrollo de un sector tecnológico e informático basado en los nuevos paradigmas del análisis y la automatización de procesos. Necesitamos muchos aviadores DRO y sus obreros especializados. Sólo así perderemos el miedo a los robots y a la precarización del empleo, porque ninguna máquina, digo ninguna, puede emular la sutileza del cerebro humano, y un buen recurso humano es la base de cualquier empresa con futuro. Y todos estos sectores deberían estar contemplados prioritariamente en los planes regionales de investigación y desarrollo, y también en nuestra Universidad, que debería dar un gran salto de calidad, estando comprometida con el entorno próximo adoptando a la vez una visión de calidad global, y también con nuestros centros de investigación temáticos, por afianzar y en ocasiones crear, que reforzarían tal pareja visión-misión.

Feliz 2017. Esperemos que sea un año pleno de talento, el inicio de la resurrección. Sólo necesitamos una sociedad que esté a la altura. Y los políticos la seguirán, créanme, no les quedará más remedio, porque, ¿quién será el idiota que paralice un sistema que funciona? Políticos mediocres sólo medran en sistemas ineficientes.

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