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Joaquín Rábago

La lección de Trump para la izquierda

Los politólogos, esa especie de intelectual que se prodiga cada vez más en las tertulias, han puesto de moda la teoría más conocida de George Lakoff. Según el lingüista estadounidense, siempre pensamos en términos de marcos conceptuales (en inglés: frames) y metáforas. Los primeros son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver e interpretar el mundo, que influyen en nuestra manera de razonar. Cuando la información que recibimos no se adecua a nuestros marcos mentales, que funcionan como un filtro, tendemos a ignorarla mientras que la aceptamos sin más en caso contrario.

Una discípula de Lakoff en la Universidad de Berkeley, la lingüista Elisabeth Wehling, recurre también al "framing" para explicar el éxito de los demagogos populistas como Donald Trump. Un equipo del que formaba parte Wehling presentó un estudio ficticio a un grupo de estadounidenses que aún no habían decidido si votar a Trump o a su rival demócrata, Hillary Clinton.

Supuestos expertos de la universidad de Tinneroy (igualmente ficticia) habían llegado a la conclusión de que con Trump aumentaría un diez por ciento el desempleo en EEUU. La presentación de ese pronóstico no hizo que nadie se decantase por uno u otro candidato. Acto seguido se colocó al mismo grupo ante un dilema moral e ideológico. Los expertos de la misma universidad, se les dijo, estaban convencidos de que con Trump volverían a ganar prestigio valores como la disciplina o el esfuerzo personal.

Resultado: todos se inclinaron esta vez por Trump, que basó toda su campaña en un "relato ideológico" ajustado a valores tan norteamericanos como el darwinismo social, la competencia y el rechazo de la tutela del Estado.

El hecho de que tantas mujeres votaran a un candidato tan sexista como Trump se explica también, según Wehling, por una elección puramente ideológica según la cual cuando mejor le va a la mujer es cuando se siente tutelada y protegida por el hombre.

"Hay muchas mujeres que preferirían tener a Trump como esposo que ser como Hillary (Clinton)", afirma la lingüista en declaraciones al diario "Süddeutsche Zeitung".

Wehling cree que la campaña de Trump estaba perfectamente calculada: por la noche se dedicaba a los golpes bajos en Twitter, y de día enviaba más tuits con faltas de ortografía. Trataba así de transmitir un mensaje de autenticidad y transparencia frente a la "estrategia elitista" de su rival demócrata.

Trump puede servir ahora de modelo para las corrientes populistas de derechas y neofascistas europeas: se trata de controlar siempre el discurso y el temario de la agenda política.

Como demuestra también lo ocurrido con el "Brexit" en el Reino Unido, la gente vota muchas veces guiada más por su instinto visceral que por los que podrían ser sus intereses inmediatos. Y esto es algo que debería aprender de una vez la izquierda.

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