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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Por si suena la flauta

A estas alturas no se puede disfrazar durante más tiempo la evidencia: el Sporting da pena. Con toda la carga semántica dolorosa que la expresión conlleva, no se puede caer durante más tiempo en la conmiseración, en los paños calientes y en las cataplasmas. Un equipo que ha sumado cinco puntos de los últimos cuarenta y dos no es que repose inánime sobre una camilla de la uci, es que se encuentra a un paso de la morgue. Y es así, se mire por donde se mire, por mucho que se pretenda echar la mirada hacia otro lado a esperar a que escampe. Pero el chaparrón se ha vuelto aguacero y amenaza galerna. Y viene cargada de aparato eléctrico.

Pasan los días, avanza el mercado de invierno y no llega el necesario revulsivo. Será que hasta después de Reyes no alcanzan las rebajas al tenderete futbolístico. Ocurre que los que apuran acaban cargando con remiendos y saldos. El entrenador reconoce que no da con la tecla. Ni la defensa de cinco impide una retaguardia con más agujeros que un queso gruyere. ¿Qué esperar de un equipo que sólo cuando le ha caído el primero se atreve a sobrepasar la línea del centro del campo? Abelardo se escuda en el presupuesto y apunta al director deportivo. El director deportivo no sabe o no contesta; o lo que es peor: no contesta porque no sabe. Y a la mayoría de los jugadores les pesa la camiseta o les viene grande. De los trece refuerzos, ¿cuántos han aportado un gramo de talento o consistencia? Se cuentan con los dedos de una mano y aún sobran el índice, el corazón y el pulgar. Y de esta guisa van pasando, nefastas, las jornadas, aguardando que suene la flauta por casualidad, que es el remedio del burro flautista.

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