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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Una de miedo

La elección del director del Festival Internacional de Cine de Gijón lleva las trazas de un guión terrorífico. A diez meses de una nueva edición, aún se desconoce quién llevará las riendas del certamen. Da tanto miedo, que el gerente de Divertia debería ofrecer la dirección de la muestra a Wes Craven: el mal trago amenaza con más secuelas que las pesadillas de Freddy Krueger.

El caso es que el concurso fallido, que ahora habrá que repetir en versión exprés, como si fuera un cortometraje, va a dar más vueltas que la cabeza de la niña de "El exorcista". Puede que los integrantes de la comisión calificadora hayan sido poseídos por el demonio de Tasmania o abducidos por un extraterrestre en un encuentro en la tercera fase de la Zalia; o a lo peor se les ha llenado la cabeza de pájaros, como en la película de Hitchcock. O por ser en Gijón, de gaviotas. De no enderezar el rumbo, el festival acabará fagocitándose a sí mismo, en una especie de apocalipsis caníbal. O puede que se le llenen las salas de muertos vivientes, ávidos de cerebro que tanto escasea.

Para llorar o partirse de risa: que de los cuatro últimos aspirantes tres fueran eliminados por no alcanzar el nivel de inglés que exigían las bases de un concurso que ha quedado más desierto que los parajes de "Las colinas tienen ojos" es, sin embargo, argumento de humor británico.

Como no se den prisa en elegir al nuevo director y en encontrar un buen programador como Argiz, el Festival de Cine de Gijón no lo levanta ni una sesión continua de cine porno. Ni el mejor montador.

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