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Alberto Menéndez

Un mes arriba o abajo

La tensión acumulada en el PSOE tras la dimisión de Pedro Sánchez lleva a debates tan carentes de sentido, tan estériles, como el de la celebración de las primarias y el congreso del partido. Por mucho que los sanchistas (o quizá mejor sería decir los sectores contrarios a la actual comisión gestora de la organización) se empeñen en justificar su oposición a los planes de la dirección que encabeza el asturiano Javier Fernández, lo cierto es que no hay motivos que avalen tanta hostilidad. Objetivamente, un mes arriba o abajo para encontrar un líder y celebrar el cónclave de la renovación del PSOE es irrelevante. Pero, oyendo a los críticos, es como si al Partido Socialista le fuera la vida en acabar con la transitoriedad que representa la gestora en mayo y no en abril.

El congreso del PSOE se va a celebrar antes del verano. Eso es lo relevante, porque los planes iniciales de la dirección interina de la organización pasaban por esperar al otoño para proceder a los cambios. El objetivo del retraso era dar tiempo al tiempo para, al menos, intentar apaciguar los ánimos después de la división del partido, de la ruptura a la que llevó el enfrentamiento entre los partidarios de Pedro Sánchez por un lado y la mayoría de los miembros del comité federal (el máximo órgano de decisión entre congresos) por otro.

Argumentan ahora algunos integrantes del sector crítico asturiano que sí, que un mes tiene mucha importancia en estos momentos, porque, legalmente, Mariano Rajoy podría convocar elecciones para mayo y que el PSOE las afrontaría en clara desventaja al no contar ya con un líder elegido en primarias. Pobre, muy pobre razonamiento, que viene a demostrar que, efectivamente, en el fondo, un mes arriba o abajo no va a ningún sitio.

Tras lo visto el pasado jueves en Gijón, en la reunión de los críticos asturianos con la gestora del PSOE, ¿a qué se debe tanta animosidad contra Javier Fernández, sobre todo por parte de las agrupaciones tradicionalmente bajo control del SOMA? Algo rechina. Pedro Sánchez sólo ha estado en dos actos públicos desde su dimisión, uno de ellos en El Entrego. ¿Será casualidad?

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