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Joaquín Rábago

Trump, por la pendiente de la indecencia política

Ningún presidente estadounidense se había precipitado a tal extremo por la pendiente de la indecencia política como Donald Trump. Y en vista de los rumores sobre un material en poder de los rusos supuestamente comprometedor para el republicano, no está de más traer a colación el refrán "quien a hierro mata, a hierro muere".

Nunca un candidato a la presidencia de Estados Unidos recurrió a tantas mentiras ni profirió tantas injurias contra un presidente saliente y su rival demócrata en la carrera hacia la Casa Blanca. Nadie insultó tampoco tanto a las mujeres, a los minusválidos, a los inmigrantes y a cualquier colectivo que no fuera de su agrado, pero sobre todo a la inteligencia de los votantes. Nadie se valió hasta tal punto para colmar su desmedida ambición de esas "falsas noticias" que proliferan en las redes sociales.

Y hete aquí que ese promotor inmobiliario metido a político se ve obligado ahora a defenderse de un informe de un exespía británico sobre su vida privada, pero también sobre sus supuestos contactos con el Kremlin.

Puede que exista ese vídeo del que se habla y que mostraría a Trump en compañía de prostitutas en el hotel moscovita donde se alojó en noviembre de 2013 para organizar el concurso de miss Universo, o que todo sea una invención de sus enemigos políticos. Pero aún más grave serían los contactos que también se le atribuyen con gentes próximas al Kremlin que harían de él una simple marioneta del presidente ruso, con la que éste trataría, según algunos, de dividir a la Alianza Atlántica. Algo más difícil de creer.

La política puede ser un negocio muy sucio, sobre todo cuando hay tanto dinero por medio, y Trump lo emporcó todo durante su campaña.

Dicen que el comprometedor informe en poder de las agencias de inteligencia estadounidenses fue encargado en su día por los rivales republicanos de Trump para frenar su ascenso y que luego sirvió a sus rivales demócratas. El presidente electo asegura que todo es una enorme mentira, un intento desesperado de quienes perdieron las elecciones para desacreditarle. Es posible, pero todo lo relacionado con Trump, sus negocios inmobiliarios, sus contactos con oligarcas rusos, su confusión entre los negocios privados y la política, su desprecio de los medios, no resulta nada tranquilizador. Y no lo es sobre todo tratándose de alguien tan profundamente irracional e irreflexivo y del que sabemos que acumula tanto poder en sus manos. ¿Podrán frenarle sus colaboradores más próximos?

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