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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Chinos capitalistas

Cuando éramos críos, las monjas nos mandaban un domingo al año con una hucha del Domund a la calle a recaudar fondos "para los chinitos". Ahora son los chinos los que pagan la factura de los rotos de España, llenándonos la hucha paupérrima del Estado mediante la compra de deuda soberana. Desde ese punto de vista, el Gobierno chino se antoja dueño de nuestro destino, un molesto pretendiente que corteja a nuestra prima de riesgo.

China es un gigante que no para de crecer, como sus jugadores de baloncesto tipo Yao Ming, o la soldada que pagan para llevarse a su Liga en expansión a viejas y medianas glorias del fútbol europeo. El gigante asiático importa futbolistas y exporta chinos, que es lo que realmente a su Gobierno importa: extender por el planeta su monumental cosecha de ojos rasgados. Hay tantos chinos ya en Gijón que te los encuentras hasta en la sopa de aleta de tiburón. Se extienden como un virus imparable: la fiebre amarilla.

El mundo al revés: en la reciente convocatoria del Foro de Davos, esa reunión de ricachones sin escrúpulos sociales que encienden sus cohibas con billetes de 500 euros, China se erige en paladín principal de la globalización, mientras Estados Unidos, empujado por Trump, se encierra en el corral del proteccionismo. Los comunistas impulsando el libre comercio en un mercado sin fronteras; los capitalistas poniendo trabas al feroz liberalismo escrito en su ADN. ¿Hay quien lo entienda?

Ni los norteamericanos ni los rusos: los chinos son los que mandan. Así que no los contrariéis, o de lo contrario Davos por jodidos.

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