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Xuan Xosé Sánchez Vicente

El fantasma y la vuelta del somatén

El buenismo y la lenidad, tras la oleada de robos

Sabrán que un fantasma, invisible e inasible, pero fácilmente advertible en sus efectos, recorre Asturies, el fantasma de los asaltos a viviendas y comercios. Villas y pueblos sufren los latrocinios de lo que podemos suponer, en la mayoría de los casos, bandas organizadas. Que actúan por las noches, pero también a plena luz y en vecindarios habitados.

Para desesperación de las víctimas y temor de los vecinos no parece haber forma de poner coto a estos asaltos. La irritación y el miedo han llegado a tales extremos que en algunas localidades están pensando en organizar patrullas de ciudadanos para vigilar. En verdad, nunca había pensado que veríamos resucitar el somatén: siempre habíamos supuesto que los cuerpos de seguridad serían suficientes para atajar lo que ha llegado a ser un estado de alarma general.

El tópico achaca a dos factores esta profusión de robos, la crisis y la disminución de efectivos policiales, especialmente de la Guardia Civil (villas y pueblos dependen de ellos). Respecto a lo primero, es difícil explicar por qué ahora que ya ha mejorado la economía se produce esta situación que en plena crisis no existía. En cuanto a lo segundo, es posible que, con menores dotaciones, el cuerpo del duque de Ahumada tenga más dificultades para atajar el crimen.

Pero no veo que nadie quiera abordar dos cuestiones esenciales: los efectos perniciosos de la libre circulación de personas en la UE (es frecuente la caída de bandas de ciudadanos de nacionalidad extranjera) y el buenismo de nuestra legislación y la lenidad con que a veces se aplica.

Y es que esos dos vectores, buenismo y lenidad, vienen a tener, a estos efectos, los mismos defectos que Madame Stäel atribuía a lo que un vecino de escaño parlamentario denominaba el perseverativo (ignoro en qué acepción de "perseverar"): ser un escudo para el placer (de los buenos ciudadanos) y una telaraña para el mal.

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