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José María de Loma

Cambios informáticos

Le han cambiado a uno estos días todo el sistema informático con el que desarrollaba su trabajo diario. Y no hay palabra en la RAE para describir algo que signifique un grado mayor del que designaría la combinación de los términos desastre y acojonamiento.

La culpa es de uno, claro, de natural torpe. Poco a poco, dicen los más avezados. Sí, poco a poco se acostumbra el burro a comer... hasta que se muere. Cambiar de arriba abajo todos los atajos, trucos, chapucerías, destrezas o trapacerías y astucias que uno tenía incrustadas en el tuétano es un ejercicio, no de aprendizaje. Más bien de desaprender lo anterior. Todo un reto. La inteligencia es la capacidad de adaptación a las situaciones nuevas. O al menos eso me repito para no naufragar tratando de copiar un texto, rediseñar una maqueta, cambiar un titular, insertar un teletipo, enviar un correo electrónico o incluso encender el nuevo ordenador, que el muy ladino tiene el botoncito detrás, así por joder, para que tu búsqueda no sea intuitiva y sí aventurera.

Un día traté de encenderlo y a fuerza de estirar el cuerpo y alargar el brazo acabé cayéndome en el despacho de un superior, que es de natural comprensivo y acabó invitándome a un café. No te preocupes, hombre, me dijo. Me despreocupé tanto que le eché cuatro terrones de azúcar al café. Me pasé toda la mañana con un regusto dulce. Algo es algo. Cuando volví al trabajo, el ordenador se había encendido solo. El navegador se había ido a una página de la Fundación Zuloaga donde se reproduce el artículo con el que Julio Camba se presentaba desde Berlín a los lectores de ABC. Un párrafo:

"Yo necesito saber que el lector me conoce ya, que es indulgente con mis apasionamientos, que, acostumbrado a mis pequeñas paradojas, no va a tomarlas completamente en serio, que va a leerme, en fin, como se lee a un amigo, y que muchas veces, en lugar de enfadarse contra mí, va a sonreír afectuosamente, diciendo: pero ¡qué tonterías se le ocurren a este hombre...! Porque a mí se me ocurren muchas tonterías, y en cuanto tengo confianza con la gente las digo. La cuestión es pasar el rato, y yo no quiero callarme una tontería que puede divertirnos a todos para echármelas de hombre serio y sesudo"....

Joder con el ordenador. Y joder con Camba. Releí tantas veces el artículo que ya apenas trabajé esa tarde. No progresaré mucho informáticamente, ni en mi empresa, pero al menos me haré más culto. Quizás más cambista o cambiano. El Windows ferolítico puede que no lo aprenda, pero de esta me hago un doctorado en columnismo. A lo mejor hasta me llaman de la Universidad para dar una charla. Lo malo es que escribiría la tal charla y no sabría imprimirla. Le daría a imprimir y se imprimiría una página sobre la coyuntura del gamusino oriental en Perú y le largaría ese rollo a los alumnos, que me correrían a gorrazos.

Cambios informáticos. Algunos compañeros se han quedado con el teclado antiguo. Son unos sentimentales. Cambio radical. Te dicen que es el progreso, pero tú no ves mucho progreso en hacer en quince minutos lo que antes hacías en cinco. Llego a casa a las once de la noche y mi mujer me pregunta:

-¿Has progresado mucho?

Yo le digo, sí, algo, antes llegaba a las diez.

La tecnología mejora la vida? de los que la venden. A veces la nueva versión de un programa informático es como la nueva versión de algunos teléfonos: el principal atractivo es que la carcasa está menos gastada. Gastado estoy ya tras una semana extenuante, que gracias a mis compañeros, hábiles y solidarios, y sobre todo al jefe de sistemas ha sido más llevadera. Y al café con leche. Verás tú ahora para apagar este cacharro.

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