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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Piadoso Rubi

El carácter profético de la prohibición de acceso al vestuario al animoso misionero e hincha Fueyo

La ciudad de Xixón, y especialmente la parroquia sportinguista, anda perpleja. La primera decisión del nuevo entrenador del club ha sido prohibir la entrada en el vestuario al animoso misionero e hincha Fernando Fueyo, párroco de San Nicolás de Bari, quien rezaba con y ante los jugadores al comienzo de cada partido con el fin de que los Cielos fuesen propicios al equipo.

Acaso algunos se alegrarán, otros andarán suspensos, y la mayoría desconocerán las razones del nuevo entrenador, Rubi de nomatu. Tengo para mí que no lo ha hecho por motivos anticlericales o de agnosticismo, sino de piedad. Habrá visto nada más llegar el estado comatoso del equipo, y habrá pensado que, en esa situación, la impetración de don Fernando estaba destinada al fracaso, con lo que ponía en cuestión bien el poder de aquel a quien se dirigían las oraciones, bien al propio don Fernando como mediador.

Piadoso. Pío, como el "pius Aeneas" virgiliano, que salió de la ardiente Troya con su padre a cuestas y luego bajó a los infiernos a abrazarlo, sin poder hacerlo, pues Anquises se escurrió en sus brazos, como una sombra.

Claro que, si esto es así, a Rubi cabe atribuirle también el epíteto de "vate", de profeta, puesto que ya ha pronosticado para sus adentros la situación del Sporting al final de la liga.

Ojalá se equivoque en sus vaticinios y, allá al comienzo del verano, podamos mantenerlo en la innegable condición de pío y descenderlo en la de vate.

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