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Presidente de DataCentric PDM

Big Data contra un mercado energético ineficiente

A día de hoy, y más en un país como el nuestro, a la vanguardia en materia de datos, hay una certeza irrefutable: la existencia de una serie de bases de datos publicas que permitirían a la Administración no andar a remolque de las eléctricas y anticiparse a los problemas que sufren los ciudadanos: apagones, vaivenes de tarifas y pobreza energética. Falta entonces la voluntad de hacerlo.

Algunas de las bases de datos cuya información resultaría determinante para el tema que nos afecta son el Sistema de Información de Puntos de Suministro, que recoge varias docenas de millones de CUPS (puntos de suministro), ya sean eléctricos o de gas (se sabe quién es el titular, la potencia instalada y el operador titular del contrato); un acceso al catastro que permite saber todos los detalles relevantes de unos 30 millones de inmuebles (viviendas, locales de negocio, o meras parcelas); los padrones de población que permiten saber cuántos individuos residen en cada domicilio, qué viviendas están vacías o son vacacionales; o el listado de líneas telefónicas que la CNMC facilita a los servicios 112 y 118, entre otras. Para empresas como DataCentric enlazar este tipo de información es nuestro día a día; como también lo es para los ministerios de Hacienda o Interior.

La Agencia Tributaria y la Tesorería de la Seguridad Social nos podrían informar de los niveles de renta y de actividad de cada domicilio. El INE, a través de la encuesta nacional sobre equipamiento, nos diría qué equipos eléctricos y de comunicaciones hay en cada tipología de hogar. La AEMET nos dice qué altura sobre el nivel del mar hay en cada domicilio del país y su exposición a las inclemencias meteorológicas, además de informarnos y predecir la pluviometría y el viento, tan necesarios para planificar la disponibilidad de recursos para generación de electricidad limpia. Desde luego los datos para establecer un modelo predictivo de eficiencia energética están.

Un elemento más en este caos de datos infrautilizados es el supuesto papel de los servicios sociales de los ayuntamientos para establecer la bonificación de tarifa eléctrica. ¿Cómo se va a controlar en base a qué datos o baremos se le va a negar una ayuda a un vecino en apuros?

Con toda la información disponible es realmente fácil para los data scientics hacer una modelización que, aunque a nivel de hogar tenga un nivel de precisión sólo del 80%, puede ser superior al 95% cuando hablamos a nivel de manzana. Si la previsión de la demanda es un recurso habitual en muchos sectores tan cotidianos como la dosificación de la frecuencia en las líneas de autobuses o el reparto en los kioscos de prensa para que casi nunca se agoten los periódicos sin que lleguen a sobrar demasiados; ¿por qué no se hace entonces un auténtico modelo nacional de previsión de la demanda eléctrica?

El eléctrico es un sector que pesa mucho en las economías familiares y en los costes empresariales y que en su paso del monopolio al oligopolio se ha caracterizado por la falta de competencia y por una ambigua protección que ha permitido que se hayan ido aparcando subvenciones, errores e ineficiencias dando lugar a un monumental "déficit tarifario". Hasta ahora no ha habido una autoridad única en esta materia, encargada de velar por la accesibilidad y equidad para el ciudadano, sólo ha existido la figura del regulador y las ineficiencias y errores estratégicos, como las ayudas a las renovables, al final se han revertido al sufrido ciudadano.

Acabemos con la cultura de vía estrecha en el uso de datos y exijamos Big Data de verdad para el mercado eléctrico, como ya hacen la Agencia Tributaria o los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y enmendemos así el caos existente en el que los damnificados son la competitividad, la innovación y en última instancia las economías domésticas.

No hacer nada nos coloca en el camino de situaciones, por desgracia, ya conocidas por todos como el monumental error de previsión de demanda que ha producido la quiebra de las innecesarias autopistas de peaje y que ahora por culpa de la garantía del Estado nos debemos "tragar" todos los contribuyentes; o la no tan reciente operación de propaganda energética por la que el Estado nos regalaba (con cargo al erario público) un bombilla de bajo consumo que debíamos recoger en Correos y que la mitad de los españoles no retiraron a pesar de haberlo subvencionado con sus propios impuestos.

Sin duda, estamos en condiciones de exigir a la Administración que se pongan en liza todos los recursos disponibles y se haga Big Data energético para definir un modelo de predicción de demanda que será más y más certero a cada día que pase.

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