La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tino Pertierra

Solo será un minuto

Tino Pertierra

Lucía y el sexoplaneta

Lucía: "Prométeme que me guardarás el secreto. Confío en ti y eso es algo que puedo decir de muy pocas personas. Recuerdo cuándo te conocí. Eras de esas mujeres que tienen muy claro lo que desean, y más aun lo que no desean. Lo contrario que yo a esa edad. Veinte años reales, quince mentales. Siempre me costó dejar atrás etapas. Para dejar de ser una niña necesité pasar dos infancias. Una de inseguridad, cuando pensaba que era la persona más desdichada y horrible del mundo. Otra de obsesión, cuando me aficioné al deporte y convertí cada día en una competición contra mí misma. Conseguí moldear un cuerpo perfecto que atrajo a los tíos como moscas. Son tan previsibles y tontos, ¿verdad? Con su cerebro pequeñito mandando sobre el grande. Me lo dijiste muchas veces y no te hice caso. Mi infancia insegura aún creía en los cuentos de hadas y daba por hecho que encontraría al príncipe que me rescatara y me protegiera. Tú no quieres enamorarte, me dijiste, sólo quieres un guardaespaldas que además te pastoree. Aquella forma sutil de llamarme borrega hizo que no te hablara en meses. Pero tenías razón. Y apareció el Número 1, mi sexoplaneta, como decíamos riendo con una copa de más y dos de menos. Y era tan perfecto... que me casé con él para descubrir dos años y una hija después que pensaban lo mismo al menos tres mujeres más, aunque sin anillo en el dedo. Nunca me perdonaré que fuera él quien rompiera y no yo. Cobarde, sí. Lo sé. Luego llegó el Número 2, tan bueno, tan cariñoso, tan honesto, tan leal, tan... Mi sexoplaneta aburrido. Le rompí el corazón por varios sitios pero es médico, sabrá curarlo. Aprendo rápido, así que decidí que el resto de sexoplanetas no llevarían nombre ni numeración. Me siento cómoda siendo una exploradora que no acampa más de dos noches en el mismo prado y deja siempre encendido el motor del coche por si se acercan pieles peligrosas. Ya, estás esperando que te cuente mi secreto. Ahí va: sólo existes en mi imaginación. Por eso me fío de ti, porque te creé para que nunca me decepcionaras y fueras la mujer madura que nunca seré".

Compartir el artículo

stats