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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El Cristo de los milagros

Comprendan las autoridades nacionales, regionales y locales que se haya establecido un cierto escepticismo ciudadano en torno al proyecto para resucitar la autopista del mar entre Gijón y Nantes. Entiendan también que la resurrección es un milagro que alcanza a muy pocas manos: las de Dios y pare usted de contar. Los experimentos como los del doctor Frankenstein, mejor con gaseosa que con barcos: acaban casi siempre en agua marina de borrajas, a la vista del fallido intento del naviero gijonés Rafael Riva, cuyo proyecto duerme "per saecula saeculorum" el sueño de los justos.

Parece que tanto la consejera de Fomento como la alcaldesa de Gijón salieron satisfechas, una parlanchina y la otra afónica, de la reunión mantenida ayer en Madrid con el presidente de Puertos del Estado. En ese encuentro se anunció la posibilidad de reclamar nuevos fondos europeos para reabrir la línea. Y ojalá que Europa consienta y la iniciativa prospere, que bien le vendría a El Musel para mejorar su cuenta de resultados. Ocurre que si la autopista del mar Gijón-Nantes se esfumó cuando se evaporaron las subvenciones comunitarias, cabe pensar que la línea no es viable sin aportaciones económicas oficiales. O sea, que no resulta rentable para la iniciativa privada. O que la iniciativa privada marítima no se moja a menos que haya un respaldo público duradero.

Comprendan pues las instituciones implicadas que se le pongan reparos a esta nueva versión salada del cuento de la lechera; que los milagros en alta mar los firma el Cristo del Socorro, no José Llorca.

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