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Esas matinales de Vallecas

No cometer errores infantiles, mantener la imagen sólida y provocar la ansiedad del Rayo, una buena hoja de ruta para esta tarde

Definitvamente, el fútbol ha cambiado. Hasta hace bien poco el partido en Vallecas tenía hora y día fijos, matinal del domingo a las doce. Igual daba que el equipo de barrio más famoso de España jugase en Primera o en Segunda División, el partido frente a los franjirrojos siempre coincidía con la hora del vermú y si tenías la fortuna de poder verlo in situ disponías del resto de la jornada para regresar a Asturias. El fútbol moderno, donde manda la televisión, rompe con las "liturgias" y ha convertido un desplazamiento de los atractivos de toda la vida en un incordio porque el partido acabará a eso de las diez y media de la noche del domingo y quedarán cuatro horas largas de regreso... Luego la gente de la LFP pone multas a los equipos por tener las gradas con un aspecto semidesértico... Cabe suponer que no será el caso de la afición del Rayo, que en la primera vuelta se desplazó al Tartiere en buen número cuando su objetivo prioritario todavía era el ascenso.

El Real Oviedo se enfrenta ahora a un equipo en horas bajas, al que la evolución de la temporada ha situado muy por debajo de unas expectativas que tenían por horizonte el retorno a la Liga Santander. Pese a la distancia que marca la clasificación no será un partido fácil: sabida es la facilidad que tiene el Real Oviedo para dar respiración asistida a a equipos en apuros desde aquella cada vez más lejana temporada del descenso a Segunda ,y luego a los infiernos, cuando el equipo resucitó a un Osasuna que llegaba al Tartiere prácticamente desahuciado y que empezó a creer tras una remontada en un Tartiere que acababa de estrenar nuevo emplazamiento. No cometer errores de infantiles, mantener la imagen sólida del último mes y medio y provocar la ansiedad de un rival en horas bajas parecen una buena hoja de ruta para salir de este segundo partido consecutivo a domicilio con un colchón de puntos importante sobre los equipos que aspiran a entrar en las eliminatorias del play off de ascenso. Las ausencias de Toché y Christian Fernández son importantes, pero cuando un equipo afronta retos importantes no puede depender del concurso de uno o dos jugadores sino de la aportación de toda una plantilla. La fuerza del Oviedo debe residir en un grupo que tiene pinta de haber crecido en todos los órdenes y de llegar a la fase decisiva de la temporada en buenas condiciones y, muy importante, en comunión con la grada. Para los que lloraron pero aplaudieron al equipo ante el Arteixo, para los que empujaron aquella victoria decisiva ante el Mallorca B en un Tartiere hasta la bandera y para los que saltaron con Cervero y David Fernández frente al Cádiz quedan trece jornadas y 39 puntos, casi nada, todo un mundo. Pero si se echa la vista atrás y se acuerda uno de los partidos en Tanos, en La Cruz o en el municipal de La Roda no queda otra que mirar al futuro con optimismo. Y a estas alturas, eso lo sabe toda la afición.

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