Otro atentando terrorista en una capital europea, esta vez en Londres. Más vidas inocentes perdidas o arruinadas. Las cifras oficiales hablan de 4 muertos y 29 heridos, 7 de ellos en estado crítico.
La muerte violenta de seres humanos es una tragedia que no puede dejar de conmovernos. Es posible que esta mañana los ciudadanos de Londres, como en su día los de Bruselas, París o Madrid, se hayan sentido un poco nerviosos en su camino al trabajo. En momentos como éste, creo que es importante recordar que Europa sigue siendo uno de los lugares mas seguros del mundo.
Sospecho que la elección del lugar del atentado no fue aleatoria; los alrededores del Palacio de Westminster son una zona muy popular con los turistas de todo el mundo, ansiosos de hacerse un selfie con el Big Ben, además de ser zona de paso para multitud de personas que trabajan en esa parte de la ciudad. Las aceras están siempre llenas de gente.
El ataque también se puede interpretar como un asalto al parlamento británico y con ello, al sistema democrático. Donde ahora se encuentra el edificio que todos conocemos, ya se reunía el parlamento de Inglaterra en el siglo XIII.
El día siguiente al atentado todos los mensajes fueron de normalidad. Las sesiones en el parlamento han continuado, los turistas han vuelto a la zona y los londinenses no han dejado de ir a trabajar.
Lamentablemente, es imposible prever atentados como éste. Parece ser que el terrorista era conocido por los servicios de seguridad británicos. Las autoridades recomiendan tranquilidad, normalidad y vigilancia.
Es nuestro deber como ciudadanos europeos el salvaguardar los valores que enmarcan nuestra convivencia: respeto, tolerancia, diversidad, frente a la violencia y la intolerancia. En recuerdo a las víctimas del miércoles, seamos todos hoy más amables, más respetuosos.
