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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Las verdades del portero

Se puede decir más alto pero no más claro. Se puede defender con vehemencia y sin necesidad de acaloramiento, pero es seguro que claman al cielo las palabras del joven portero de El Llano 2000 que denunció por carta en este periódico lo que se escucha un fin de semana sí y otro también desde el otro lado de la barandilla que separa el terreno de juego del lugar donde se sitúan los padres de los jugadores del fútbol base.

Desconocemos si Juan Junquera es un buen guardameta, si su padre pensará que hay en el chaval madera de un Ablanedo o un Casillas, pero a sus 16 años este futbolista en ciernes ha expresado con valentía lo que se antoja un secreto a voces: muchos padres no saben comportarse durante los partidos que disputan sus hijos y suponen un pésimo ejemplo para ellos. Si el modelo falla, se resquebraja el sistema.

Que una reflexión que corresponde, por obligación, a todos los progenitores con hijos que practican un deporte la lleve a cabo un chaval que se viste de corto y que es testigo habitual, bajo los palos, de una sesión semanal de insultos, denuestos e improperios debería ponernos la cara colorada a más de uno, de dos o de quinientos.

A lo que se ve, el fútbol, que es escuela de vida, consigue sacar lo peor de nosotros mismos. Si hemos pervertido los nobles objetivos del deporte, lo mejor es autoexpulsarse de la ciudad deportiva, dejar a los chavales a pie de campo y decirles mientras se encaminan a la caseta: "Diviértete, y no olvides que tanto la victoria como la derrota son grandes impostoras". Y volver a recogerlos con una sonrisa, hora y media después.

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