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Latidos de Valdediós

¿Aconfesionalidad o laicismo radical?

Llevamos unas cuantas semanas que está todo el mundo muy alborotado con el tema de la retransmisión televisiva de la misa dominical. Me hace gracia el revuelo y la polémica que está causando: ¡sólo son treinta minutos escasos de transmisión de algo tan inofensivo como es una misa!

Sería bueno pensar en el tiempo de emisión que ocupan la publicidad, la previsión meteorológica y los deportes, por no hablar ya de todos esos programas absurdos en que varias personas se dedican a polemizar, insultarse y especular con asuntos y temas que deberían de quedar en el ámbito y la esfera de su vida privada. Sí, lo he dicho bien: especular, porque airean y trafican con su intimidad y sentimientos simplemente por dinero y afán de notoriedad. Opino que esto es patético, vergonzoso y deshumanizante, pero está socialmente admitido y lo más triste es que el índice de audiencia es alarmante alto. Y yo me pregunto: ¿por qué no promovemos una campaña para evitar que se emitan horas y horas de programación basura de ese tipo y dejen ese espacio televisivo a programas que impulsen la cultura y los valores, documentales, cine de calidad, etcétera?

Es curioso que, con más de mil horas de emisión televisiva semanal, distribuida en los diferentes canales, se haya preparado el revuelo que se ha montado por treinta minutos de algo tan inocuo y simple para un no creyente como es una misa. No creo que esto hiera ni ofenda los sentimientos de nadie. En la televisión se emiten cosas verdaderamente ofensivas y nadie protesta, se hace la vista gorda y se deja pasar.

Creo que la polémica que se ha suscitado con la cuestión de la emisión de la misa radica en realidad en que no hay coherencia ni respeto a pesar de lo mucho que se habla de ello. Los católicos merecemos ser respetados, como el resto de los españoles. No me vale que arguyan diciendo que España es un estado aconfesional: hay una grandísima diferencia entre la aconfesionalidad y el laicismo radical. Que un Estado sea aconfesional significa simplemente que no está identificado con ningún credo, que no hay una "religión oficial" que lo represente, y la aconfesionalidad debe garantizar la libertad religiosa para todos los ciudadanos de ese país: que se respete por igual cualquier opción religiosa de cualquier ciudadano, sea la que sea, y la expresión y práctica la misma, manteniéndose el Estado al margen. Pues? siento decir que eso hoy por hoy no existe en España.

Yo no pretendo que todo el mundo sea y se manifieste católico; pero la aconfesionalidad debe garantizar que se me respete como católica y que no se persiga por sistema cualquier manifestación pública de mi fe. Como ciudadana de un Estado aconfesional tengo derecho a expresar y mostrar públicamente mi fe igual que un musulmán o un budista. No puedo imponerla, pero sí que tengo derecho a testimoniarla públicamente. Y ese derecho se nos niega a los católicos a cada momento.

Como católica no pido nada especial, no pido privilegios, sino simplemente respeto. Respeto e igualdad de oportunidades, no ser discriminada ni prejuzgada por el hecho de ser católica y también ruego coherencia y que no se manipule ni se ridiculicen las cosas que para mí son más sagradas, como por ejemplo el crucifijo. Pido respeto y coherencia a todos esos adalides del progreso y de los derechos humanos, paladines teóricos de las libertades y de la democracia: ¿Dónde está el derecho a expresar públicamente mi fe y el respeto que ésta se merece aunque vosotros no la compartáis? Lo siento si molesto a alguien, porque sé que no estoy siendo políticamente correcta: no es esa la intención y pido disculpas, pero creo que es sano desenmascarar la mentira y la hipocresía de los que "defienden libertades" restándoselas a otros.

Un abrazo fuerte y hasta el próximo viernes.

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