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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Disipar la niebla

Si Gijón es hoy una ciudad más solidaria y justa se debe, en parte, a la labor de entidades sociales como Mar de Niebla, fundación galardonada ayer con una de las distinciones locales más señeras y con más de dos décadas de existencia: el premio "Gijón, Ciudad Abierta".

Lo que empezó como una propuesta voluntarista para la dinamización del barrio de La Calzada alcanzó en dar un salto enorme, como impulsado por las botas de siete leguas, para entrometerse, con eficacia y éxito, en la puesta en marcha de programas de inclusión social y de inserción laboral de jóvenes y mayores sin empleo. No contentos -o mejor, insatisfechos- con la realidad circundante, decidieron abarcar más y organizar también actividades de ocio y talleres educativos de soporte al estudio de niños y adolescentes, de manera que en las instalaciones de "Mar de Niebla" conviven a diario personas de todas las edades. Dicen que más de trescientas, animadas por un grupo de resueltos voluntarios, agentes activos de la solidaridad.

Héctor Colunga, director de la fundación que ayer celebró tan merecido reconocimiento, es uno de esos personajes carismáticos que de vez en cuando surgen en las ciudades por generación espontánea, como aldabonazo que despereza del adormilamiento. Héctor, disipador de nieblas, es tejedor de redes y constructor de sueños.

Que esta entidad no haya sido distinguida aún con la medalla de honor de la ciudad es un arcano indescifrable. Aunque a la vista de algunas nominaciones peregrinas e inexplicables de los últimos tiempos, entran dudas de si merece la pena.

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