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Sol y sombra

Ministros patéticos

Romeva, el supercalvo del Govern, se ha arrogado la condición de ministro de Exteriores catalán. Es más, sus compañeros figuran todos ellos como minister en la web en inglés de la Generalitat. En sus tarjetas de visita probablemente también: "Raül Romeva, external affairs, Foreing Office of Catalonia".

Esta mamarrachada la justifican con que no existe traducción inglesa para conseller. En realidad tampoco la hay para los castellers de los castellets y a nadie con dos dedos de frente se les ocurriría llamarlos mountain climbers, montañistas o alpinistas. Un casteller aspira, todo lo más, a formar parte de un castillo humano a medio vuelo del campanario de una iglesia.Pero las montañas, sobre todo algunas de ellas, son otra cosa bastante distinta.

Al final, al contrario de los castellers de Valls que se conforman con la pinya, lo que pretenden los consellers del Govern es ser ministros. El problema es que para conseguirlo han tensado demasiado la cuerda. En otro tiempo, había políticos catalanes que aspiraban a un ministerio en Madrid y, con el tiempo, lo lograban. Ahora quieren serlo a toda costa en Barcelona y como de momento no se dan las condiciones necesarias han hecho unas tarjetas para ir presumiendo de lo que no son por Europa y el mundo.

En algunos periódicos, como es el caso del "Washington Post", han pillado el truco y cuando envían un artículo sobre el proceso soberanista enseguida un avezado redactor matiza "ministro no oficial de Cataluña", algo que no es del todo cierto pero minimiza el golpe del salto al vacío sin red.

En estos momentos en que la UE se ha propuesto frenar los delirios separatistas, ser minister de Catalonia es la patética y vana ilusión de quienes pretenden sentirse así cuando son otra cosa. Y muchas veces ni eso.

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