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Lo que hay que oír

Francisco García Pérez

El camarón del camarón camarón

La riqueza del español frente al ahogo del tsunami diario neoanglicista inútil

Imagínese el lector que se topa con el siguiente texto: "Me invitaron como robra a una tan copiosa alifara que me terminé añusgando; sirvieron vino con luquetes, que sacaron de una escusabaraja, y no quedó sobre la mesa ni un regojo; como es natural, me cubrió el cuerpo un mador que me condujo directamente a descabezar un camarón". Los más viejos del lugar creerán que se trata de uno de aquellos escalofriantes dictados debidos al torturante ingenio del insigne don Luis Miranda Podadera. Los más posmodernos verán en él un ejemplo de lo que el profesor y pedagogo Robert Swartz denuncia como enseñanza memorística y tal y tal. Ni lo uno ni lo otro.

Todos los términos de difícil comprensión que he metido en el texto, raros por desusados, son españolísimos y el diccionario de la RAE los registra punto por punto. Como hago con frecuencia para quitarme el ahogo del tsunami diario neoanglicista inútil, solo he tenido que escarbar un poco en el español de otrora. Traduzco: "Me invitaron los vendedores de un piso que había comprado a una tan copiosa merienda que me terminé atragantando; sirvieron vino con ruedas de limón y naranja, que sacaron de una cesta de mimbre con tapa, y no quedó sobre la mesa ni un pedazo o porción de pan; como es natural, me cubrió el cuerpo una ligera humedad cercana al sudor que me condujo directamente a descabezar un breve sueño". Ya está.

Incluso puedo añadir que "escusabaraja" puede asimismo escribirse con equis, y que "camarón" designa también a un gorrón, a una propina y a un conductor inexperto, según las zonas lingüísticas del español en que se use. (O sea: "No di camarón a un camarón taxista camarón que se echaba un camarón ante los semáforos"). Mediante mi amigo Ángel García Prieto, llegué a una pagina de Fernando A. Navarro que me condujo hasta la web "RAE Poética", cuyos animadores tuitean definiciones extravagantes, divertidas, poéticas y WTF del DRAE, como experimento de @molinodeideas sobre una idea de @xosecastro nacida en @Lenguando. De modo que quienes entretenemos nuestros ocios recolectando palabras locos somos, pero ya locos numerosos.

Juguemos. Rebusque usted en el Diccionario y verá cómo a veces la RAE define que te define sin aclarar nada de nada. ¡Qué útil para presumir, dándoselas de culto y leidísimo! Por ejemplo: "Ah, ¿no sabéis lo que es un coscojo? Pues os lo digo: es una agalla producida por el quermes en la coscoja". Ole, la audiencia queda como estaba, pero nadie se atreverá a replicar por no ser tildado de ignaro. "Ah, ¿no sabéis lo que es una feminela? Pues os lo digo: es un pedazo de zalea que cubre el zoquete de la lanada. Más ole. Y triple salto mortal para cuando la conversación decaiga: "¿Os conté que he estado por África y casi me quedo tieso por culpa de un hemorroo?". Y como alguien pregunte qué es lo que es un hemorroo, respóndase resoluto: "Un hemorroo es un ceraste". Y como alguien repregunte terne qué es lo que es un ceraste, dígase molesto: "Pero, hombre, un ceraste es un ceraste, parece mentira para ti?". Lo dejará usted de una piedra o le correrá a gorrazos por no llamar víboras a las víboras. Apunte, como la rimbombante RAE apunta, que un tojino es un taco de madera que se clava en los penoles de las vergas, para asegurar las empuñiduras [sic] cuando se toman rizos, y déselas de marinero curtido, ole también. Use, venga o no a cuento la palabra "trasfollo", un alifafe que se forma en el pliegue o parte anterior del corvejón, ahí es nada.

Rico y raro el español. Por eso, ¿para qué preguntar "WTF" ("What the fuck") cuando, a poco que se busque, el castellano nos regala "qué demonios me estás contando" o "qué glándulas sexuales masculinas, de forma oval, que segregan los espermatozoides me estás contando" o eso mismo que ustedes están pensando?

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