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Alberto Menéndez

La pelea de los avales

La obsesión de Pedro Sánchez por Asturias

Y yo más. Son como niños. Los socialistas asturianos partidarios de Susana Díaz dicen que, en el primer día de recogida de firmas, ya tienen 1.500 avales. Y los seguidores de Pedro Sánchez replican que ellos ya cuentan con 6.500, aunque posteriormente matizan que sólo era una broma para seguirle el juego a los susanistas, porque creían que lo de éstos tampoco iba muy en serio. Vistas así las cosas, alguien podría suponer que los simpatizantes de uno y otro candidatos a la secretaría general del PSOE se están tomando muy bien, con tranquilidad, el proceso electoral interno.

Pero nada más lejos de la realidad. Tras las palabras de unos y otros hay, desde hace ya muchos meses, de todo menos serenidad. Los socialistas asturianos enfrentados están a la que saltan y detrás de cualquier actuación, de cualquier manifestación, los de un lado y los de otro ven, ante todo, hostilidad, no ya del contrincante, sino del enemigo. Porque lo que hay en estos momentos en el seno de la Federación Socialista Asturiana va más allá de una simple disputa electoral por el control del partido. No, de lo que se trata es de una auténtica guerra en la que las discrepancias políticas dan paso, casi de forma exclusiva, a las personales.

Asturias es uno de los grandes objetivos de Pedro Sánchez en su pugna por la secretaría general, y ahora mismo en la pelea por los avales de los militantes. Susana Díaz es su gran rival (a Patxi López lo intenta ningunear siempre que puede), pero la otra gran obsesión del exsecretario general socialista es, sin lugar a dudas, el presidente de la comisión gestora, el líder de la FSA, Javier Fernández. Nunca se llevaron bien, pero la situación se hizo insostenible cuando el político asturiano cogió las riendas de la organización en el pasado mes de octubre.

Y seguro que en la decisión de Sánchez de designar a Adriana Lastra jefa de su campaña electoral interna tiene que ver en mayor o menor medida su enemistad con Javier Fernández. Lastra siempre fue una persona de confianza del líder de la FSA, que la llegó a colocar, a pesar de su juventud, de número tres de la organización. Sin embargo, ahora, ambos políticos no mantienen ningún tipo de relación.

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