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Sol y sombra

El deber moral banalizado

La moción de censura: nuevo episodio para desacreditar al PSOE

La banalidad es el signo de los tiempos. Promover una moción de censura contra el gobierno por SMS y que se enteren antes los periodistas que el propio Rajoy es la prueba de la superficialidad extrema de algunas conductas que aspiran al efectismo en vez de a la verdadera política.

En Podemos y sus satélites la gestualidad se antepone a las ideas y a las propuestas de interés: la estrategia de llamar la atención para suplantar al contrario y hacer creer a los españoles que sólo hay un partido que los defiende frente a los culpables es permanente, abusiva y pueril.

El montaje resulta demasiado pero el patio en el que se propaga es, a su vez, trivial en el fondo y en las formas. El lenguaje común es una muestra inequívoca de la frivolidad. Por ejemplo, se habla coloquialmente de "matar" como sinónimo de atacar verbalmente a alguien. "Le has matado", farfullan los tertulianos. No es de extrañar que en este escenario de la insignificancia tenga éxito el bombero torero, o Iglesias y los suyos con sus números circenses para desacreditar, en este caso, al PSOE.

Tienen razón los socialistas que perciben a Podemos como el enemigo. Desde el primer momento aspira a sustituirlos. No la tienen, en cambio, los que intentan arrimarse, como es el caso de Pedro Sánchez. Hamon, en Francia, tuvo un seguimiento militante que le empujó a imitar a Melenchon, y fue éste el que se llevó el gato al agua. Para copia, el original.

La moción de censura a un presidente de gobierno es una bala de plata. Utilizarla propagandísticamente cuando no tiene posibilidades de prosperar es desaprovechar un derecho constitucional y frivolizar el deber moral.

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