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Sol y sombra

Necrofilia y otras cosas

La exhumación de los restos de Franco y dos momificaciones

El sueño eterno de Franco está siendo interrumpido por unas horas. El Congreso ha aprobado pedir al Gobierno que exhumen los restos del Caudillo y los retiren de esa artificiosa y horrenda cripta excavada bajo tierra en Cuelgamuros. Por eso tampoco entiendo la urgencia de sacarlo de ahí salvo evitar el peregrinaje de los nostálgicos y reservar el lugar para otros fines, algo que al común de los mortales supongo que le da igual.

A Franco, como ha sucedido con otros significados dictadores, deberían haberlo momificado para abundar en la pasión histórica necrófila. Pero el público, por lo general y hay que agradecerlo, cambia mucho de gustos y en medio de todo ello se producen situaciones curiosas. El mismo día que anunciaron el cierre del mausoleo de Lenin, de la plaza Roja de Moscú, para labores de mantenimiento de la momia, el arte contemporáneo soviético de vanguardia causaba sensación en una gran exposición londinense.

López Rega, que murió mientras era procesado por secuestros, homicidios y asociación ilícita, fue el Rasputín de María Estela Martínez de Perón, la viuda del General. Lo llamaban el Brujo porque se consideraba un elegido del umbandismo y de la rosa mística. Cuando murió Perón, pidió a los médicos que se apartaran y anunció que iba a resucitar al presidente de los argentinos, gracias a sus poderes espirituales. Lo tomó de las piernas y, sacudiéndolo, exclamó: "¡Despierta, Faraón!". Como es obvio, Perón siguió durmiendo. Antes, el Rasputín criollo ya había intentado transferirle a su viuda el alma del cadáver momificado de Evita con artificios mágicos. La brujería nos pilló, en cambio, algo atrasados aquí.

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