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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Los chinos dan la chapa

Importadores españoles están introduciendo en el mercado nacional chapa gruesa de factura china haciéndola pasar por otro producto siderúrgico para salvar las medidas arancelarias impuestas por la Unión Europeo al acero procedente de China. El asunto está en manos de Aduanas y preocupa en Arcelor, que sufre esa nueva competencia desleal de ojos rasgados.

Ya sólo faltaba que los chinos nos dieran la chapa también con el acero, como nos la vienen dando desde hace años con cualquier producto que se precie, y que ponen en el mercado a precios irrelevantes que dinamitan la competitividad. Dicen que, a cuenta de su expansiva economía, cada nuevo rico en China ocasiona un pobre en Occidente.

Los chinos son los reyes de la imitación y en sus bazares de ropa cabe de todo, un roto y un descosido. No alcanzan el nivel de MacGyver, que con una oveja y un cocodrilo se saca de la manga un polo Lacoste, pero no hay producto en el planeta que se resista a la fidelidad de sus copias. Otra cosa es la calidad, pero no descarten que China despegue muy pronto también en innovación, como un cohete a la Luna.

Los chinos están por todas partes. Uno viaja en el Alsa en la línea Gijón-Sevilla y no hay semana que no se tropiece con varios amarillos: han convertido la Ruta de la Plata en la ruta de la seda. Dicen que los chinos y los españoles somos muy parecidos, por lo ruidosos y dicharacheros, y porque no le hacemos ascos a la comida rara: ellos comen insectos y lagartos, y nosotros, entresijos y criadillas.

Tal vez habría que cambiar los papeles y en lugar de criticar que los chinos imiten, intentar imitar nosotros a los chinos. Al menos en lo que tienen de laboriosos y emprendedores. Mejor nos iría.

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