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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Moneda al aire

El Sporting estuvo muchos meses jugando con fuego y ahora el incendio es terrible

Resultó conmovedor observar cómo el Sporting remó contra corriente, empeñado en atajar la orilla, con una gota de aire en los pulmones, atado a una crin de caballo como mínimo asidero en medio de una tormenta, con escasa opción de salir a flote. El cielo o el infierno a una carta, a una moneda al aire.

Las últimas jornadas siempre suceden en la escritura de un guión terrible: ni aflojan los de arriba ni se resignan a una suerte terrible los de abajo. De manera que a los rojiblancos no les llegó con la victoria de ayer, tardía, baldía. Los que iban por delante también salieron a vender cara la derrota. Tanto que ninguno de ellos perdió. Ahora llega la congoja y el crujir de dientes. Los próximos días serán largos y los disparos irán a la cabeza. Que no se escondan los conejos en la madriguera. Todos los responsables de este desastre deberían marcharse, vistan de corto o de corbata.

Como los malos bachilleres, el Sporting dejó demasiadas lecciones sujetas con alfileres de cara durante el curso, y llegó a los exámenes finales con escasas opciones de obtener nota. Y la moneda salió cruz porque no había cara. Cuando se juega con fuego, la quemadura es inevitable. Y este equipo llevaba meses oliendo a chamusquina. Lo siento por el escudo tanto como por la afición, una de las más fieles y pacientes, a la que cada vez le duran menos las satisfacciones. Y cuyo compromiso infatigable merecía mayor premio que haber llegado con un hilo de vida, un año más, a la última jornada. Esta vez hacía falta el más difícil todavía: doble salto mortal con tirabuzón sobre una piscina sin una gota de agua. Y el batacazo ha sido descomunal.

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