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Lo que hay que oír

Francisco García Pérez

Comas asesinas

La carta del presidente de la gestora del PSOE a Pablo Iglesias

Somos un país de personas con opinión más mudable que la ropa veraniega. Aquí, de dogmas nada. Quienes solemos escribir criticando el mal uso de la lengua española por parte de tanto personaje público, sea del signo político que fuere (ojo a este parche), éramos hace nada tildados de gramanazis, tiquismiquis, policías sintácticos y adustos censores. Ha bastado la carta del pasado 2 de mayo en la que Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, manifiesta a Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, su negativa a secundar la moción de censura contra Mariano Rajoy para que nosotros, legión ayer de siniestros gramaticoides viejunos, hayamos mutado hogaño en fenómenos virales más de moda que los gallos en Eurovisión, en abanderados heraldos de lo vero y verdadero y único importante: el idioma español limpio, fijo y esplendoroso.

La misiva en cuestión contenía un muy generoso puñado de errores ortográficos (los signos de puntuación mal puestos se consideran faltas ortográficas), confirmando, una vez más, que muchos de nuestros próceres o redactan de pena mora o no tienen un asesor que les escriba una cartita correcta (y mira que tienen asesores) o carecen de vergüenza lingüística o han cursado la ESO con el nuevo plan de pasar curso con dos asignaturas suspensas o suspendidas. Pues bien, de las redes sociales, habitual vertedero de los más fétidos disparates expresivos, y de ciertos medios de comunicación nada afines a los socialistas, surgieron cual champiñones cienes y cienes (como decía el otro) de repentinos enamorados de la lengua española, de damas y caballeros prestos y prestas a meter el dedo furibundo en el ojo redactor de Javier Fernández. Quien desbarre con las comas sea anatema. "Comas asesinas" he llegado a leer. Pero (ojo a este nuevo parche) censuremos con oleadas de indignación los malos usos ortográficos siempre y cuando el malcomizador que malcomiza no sea de mi cuerda política, que nosotros tenemos siempre las comas bien puestas.

Sospecho de esta súbita conversión de muchos al buen hablar correcto porque redes y medios corrigen tanto que hasta corrigen mal el inicio de la carta del presidente asturiano. La desdichada redacción de la misma comienza con un "Estimado Pablo" seguido de punto. Mal, en efecto. A los unísonos correctores les ha faltado tiempo para encerrar en círculo rojo el dichoso punto y escribir en más rojo carmín el diagnóstico y su tratamiento: "Punto en vez de coma". Es decir, entienden que debería haberse escrito "Estimado Pablo" seguido de una coma. Pues yerran, qué le vamos a hacer, la vida es así, no la he inventado yo. La forma correcta no es la que sostienen. Es "Estimado Pablo" seguido de dos puntos. Oigamos la voz de la Real Academia en sus disposiciones ortográficas al respecto: "Se emplean dos puntos tras las fórmulas de saludo en el encabezamiento de cartas y documentos. En este contexto, la palabra que sigue a los dos puntos, y que inicia el cuerpo de la carta, se escribe con inicial mayúscula y en renglón aparte: 'Muy señor mío: / Le agradeceré que en el plazo más breve posible...'. 'Querido Javier: / ¿Qué tal las vacaciones?'". Y, enseguida, añade la RAE una precisión normativa que despeja cualquier duda: "Es costumbre anglosajona, y debe evitarse en español, utilizar la coma en lugar de los dos puntos: 'Querido amigo, / Te escribo esta carta para comunicarte...'". Así pues, corrigen, pero corrigen mal.

La carta de Javier Fernández es un horror gramatical, sí. Pero las faltas de ortografía lo son cométalas quien las cometa. El neoespañol que la clase política ha adoptado nos las regala de continuo. A derecha, centro e izquierda. Pero ¿y el resto de españolitos? ¿Hemos de pronto dado todos en leer alta literatura y en poner las comas en su sitio? ¿Son solo nuestros políticos los reos de tanto desmán? ¿De verdad que escribimos tan requetebién? Pos, jo, macho, no tenía ni puta idea, tío, es que lo flipo, colega, qué pasada.

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