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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Gijón saludable

Hay que cambiar hábitos, sí o sí

Para que Gijón sea una ciudad más saludable no sólo habría que limitar el uso del automóvil, aunque es cierto que el coche es el principal agente contaminante de un municipio de chimeneas empresariales humeantes. Seguramente antes o después se hará preciso limitar el tráfico en el casco urbano. Cuando ese momento llegue, como está llegando ya en otras ciudades, lo razonable sería una implantación sin recurrir a medidas coercitivas. Para ello habrá que buscar alternativas viables que en buena medida pasan por una promoción más efectiva del transporte público.

Todo lo que sea ganar espacio en la ciudad para el peatón y abrir nuevas vías al uso de la bicicleta merece el apoyo de la ciudadanía. En los últimos años se han multiplicado los desplazamientos a la zona este, por el aumento del número de alumnos del campus y el desarrollo incesante de la Milla del Conocimiento. Se trata de dos espacios modelos de típica "smartcity", un laboratorio, por tanto, interesante para experimentar propuestas novedosas y sostenibles.

Parece que, inicialmente, el avance del plan de movilidad del Ayuntamiento contenta a las asociaciones vecinales del centro de la ciudad, la reservada a las medidas más polémicas y cuestionables, tales como la limitación absoluta del tráfico en Cimadevilla o la prohibición de circular a más de veinte kilómetros por hora en el centro, Laviada y La Arena.

Cualquier compromiso de movilidad se encamina, sin embargo, al fracaso si se limita a un programa de iniciativas escritas en un papel y no se convierte en un cambio de conducta de aquellos que cogen el coche hasta para acudir a la vuelta de la esquina.

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