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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

La voz de la vergüenza

Laura: "Ya no me avergüenza reconocer las cosas que me sacan los colores cuando miro hacia atrás. El pasado es un lugar extraño donde la realidad se transforma o desaparece a nuestra conveniencia, pero, aunque los detalles se difuminen, las sensaciones permanecen por más que intentemos amordazarlas. Y da igual que ya no te tenga nada que ver con la persona que fui y cometió errores, muchos de ellos fruto de la juventud errática y torpe y egoísta y ciega, esa sensación de vergüenza, que se puede confundir con el hastío o incluso con el desdén hacia otra gente, te acompañará siempre porque te pertenece, lo mismo que te pertenecen sensaciones de felicidad, plenitud o tristeza. Sí, me avergüenza recordar que cuando era una cría me uní a una manada de fieras para humillar a una compañera, y la mirada de estupor, impotencia y amargura de aquella niña después de que le pusiera la zancadilla en el patio me perseguirá siempre, siempre hiriente. Como me avergüenzan las tonterías que hice por alguien cuando pensé que estaba realmente enamorada. No sabía entonces que el amor, si es verdadero, saca lo mejor de la gente, no lo peor, y nos hace más inteligentes, no más idiotas. Me avergüenza haber tomado decisiones profesionales que obedecían a ambiciones, no a vocaciones, y que cuanto más prosperaba en mi puesto de trabajo más impostora me sentía. Me avergüenza haber dejado que mis padres se fueran de este mundo sin haberles dicho lo que les hubiera gustado escuchado oírme, aunque nunca me lo reprocharon. Me avergüenza haber descartado amistades sinceras por relaciones interesadas y, sobre todo, me avergüenza no haber hecho caso a mi instinto cuando me susurraba que mi vida se estaba llenando de ruinas mientras contemplaba mi sonriente reflejo en el espejo".

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