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Vicente Montes

Apuntes para un cambio de ciclo

Mitos, paradigmas y arquetipos de cara a un nuevo equilibrio socialista

Siempre es fácil interpretar los acontecimientos una vez que han sucedido; lo difícil es anticiparse, pero el don de la profecía no es inherente a los humanos. Siempre cabe, acaso, recurrir a los paralelismos que concede el imaginario colectivo para entresacar lecturas.

Matar al padre. Es la prueba de fuego para pasar a la madurez: acabar con los símbolos protectores que cobijaron nuestro crecimiento. El simbolismo es claro en Adriana Lastra. La probable portavoz en el Congreso de Pedro Sánchez (¿o tal vez secretaria de organización del PSOE?) creció políticamente bajo la mirada de Javier Fernández, que le fue dando responsabilidades en la FSA. Pedro Sánchez desató el conflicto: ahora, Lastra vuela sola y quizás sea uno de los desencadenantes del retiro de Javier Fernández, quien en su día advertía de que había padres "muy saturnianos".

Los viejos aliados. Atrás quedan aquellos tiempos en los que Javier Fernández y María Luisa Carcedo formaban un tándem perfecto y recorrían las calles próximas a la sede socialista de la ovetense calle Santa Susana desgastando adoquines y rumiando estrategias. Pero ya es conocida la trama de los antiguos aliados que terminan luchando en bandos opuestos o sumidos en una rivalidad insuperable. En algunas ocasiones, el conflicto sólo se resuelve con una catarsis que conduzca al perdón y la reconciliación. ¿Cabrá en este caso?

El núcleo de poder. Los giros en las historias son tan impredecibles que a veces no permiten intuir lo que ocurre. La dirección de la FSA, alineada con el "susanismo" ha estado advirtiendo durante toda la campaña de las primarias de la singularidad que suponía que el sindicato minero SOMA hubiese roto con su tradición y por primera vez se enfrentase a la FSA. A la vista de los acontecimientos, ¿no seguirá el SOMA siendo aliado de la dirección del PSOE asturiano, pero de la que surja tras el próximo congreso regional. Visto así, el sindicato minero no ha variado: sigue estando del lado de la mayoría. Y las Cuencas continúan ejerciendo el peso fundamental del socialismo asturiano. Si alguien realizara un análisis estructural concluiría que el esquema es el mismo de siempre.

Los sacrificios necesarios. Toda victoria requiere un castigo ejemplar. Es así desde los tiempos más remotos. Tras la claudicación, los generales pierden galones. Si el "pedrismo" sigue los consejos de Maquiavelo debería aupar a aquellos "susanistas" que quedaron ensombrecidos por el control de sus propios dirigentes como interlocutores para atajar las heridas que han dejado las primarias. La negociación para una posible candidatura única de cara al congreso regional del partido se antoja complicada.

El mesiánico Sánchez. Hay quien ha terminado por llamarle el "renacido", en referencia a la película de 2015 protagonizada por Leonardo Di Caprio basada en la novela homónima de Michael Punke. Pero el relato de Sánchez es mesiánico. Muerto tras resultar traicionado por los suyos, que renegaron de él tres veces, (dos elecciones generales y un comité federal), protagoniza un descenso a los infiernos con la renuncia a su acta de diputado y resucita al séptimo mes para instaurar su reinado en el que los últimos serán los primeros. Queda por ver si tras tanto paradigma mítico se esconde un fiasco.

Vencida por la marioneta. Susana Díaz aupó a Pedro Sánchez a la secretaría general del PSOE en las primarias de 2014 porque desconfiaba de Eduardo Madina y veía a Sánchez más dócil para sus propósitos de controlar desde las sombras. Ella instigó para su destitución y ha terminado perdiendo la partida ante él y haciendo encallar su carrera política nacional. ¿No le hubiera sido mejor estrategia dejar incluso que Sánchez se estrellase en unas terceras elecciones y tomar las riendas del PSOE sin crítica alguna?

Insurrección, revolución. La asturiana Adriana Lastra recomendaba ayer en su cuenta de Twitter la canción "Insurrección", con Manolo García y Miguel Ríos. Entre los "pedristas" también se ha escuchado estos días el término "revolución", incluso el de "rebelión". Hay quienes cuestionan las consultas a las bases precisamente porque son impredecibles y, por norma, suelen pronunciarse en contra de los "aparatos". Pero no olviden que en otros tiempos el cabreo cuando estallaba se canalizaba en revueltas y guillotinas públicas. Hoy al menos se cambia el orden sin sangre física. Algo se ha ganado.

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