Este jueves se reúne en Viena la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Los analistas esperan que el cártel liderado por Arabia Saudí mantenga las restricciones a su producción ante el poco efecto que ha tenido sobre el precio el recorte de 1,8 millones de barriles Brent diarios aprobado en su última reunión, el 30 de noviembre. Pese al repunte de su valor esta semana -fruto de la especulación previa a la reunión donde se deben tomar importantes decisiones- el precio del barril el pasado viernes se encontraba en los 53 dólares, sólo dos más de los 51 a los que cotizaba en noviembre, cuando por primera vez tras ocho años la OPEP decidía frenar la producción de crudo.
Los analistas de Bank of America-Merrill Lynch estiman que la OPEP mantendrá sus recortes seis meses más. En caso contrario, advierte de un posible hundimiento. La firma argumenta que si el cártel vuelve a los niveles de bombeo previos a noviembre el petróleo podría desplomarse hasta el entorno de los 35 dólares. Eso no fue óbice para que en plena campaña de recortes de crudo el barril Brent bajara hasta los 47 dólares encendiendo todas las alarmas.
Analistas y expertos consideran que la medida no ha surtido los efectos deseados por el "fracking" de EE UU, las grandes reservas de crudo de la potencia norteamericana y la producción de Libia, Nigeria y otros países que no forman parte del cártel. También ha influido el menor consumo de potencias como China.
El consenso de los expertos es que el barril no suba más de 60 dólares este año. Repsol espera que se dispare a los 65 en 2018. Un valor que incidirá en el crecimiento de España porque supone haber duplicado el coste del barril en un año pero que no es dramático si lo comparamos con el bienio 2013-2014 cuando no bajó de los 100. Según el Gobierno, que el precio del petróleo esté a 50 dólares o a 60 supone restar tres décimas al PIB de 2017, cuatro al de 2018 y cinco décimas al crecimiento de la economía en 2019 y 2020.
Este precio tampoco ayuda a los países productores de petróleo a acabar con las apreturas de los últimos años pero les alivia. Los estados árabes tendrán margen para ajustar los presupuestos de una manera menos agresiva así como países como Ecuador o Venezuela, con verdaderos apuros económicos.
La competencia de nuevas formas de extracción como el "fracking", la recuperación de Libia o el impulso de Nigeria restan cada vez más influencia a la todopoderosa OPEP pese a sus pactos con Rusia. Aunque será el incremento de ventas del coche eléctrico el factor que ponga a cada uno en su lugar. Ya cunde el pánico en las petroleras.
