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Director general de Ordenación Académica e Innovación Educativa

Evaluaciones de diagnóstico, no reválidas

La osada crítica a las pruebas de conocimiento de los estudiantes, sin pensar en el efecto de cuestionarlas

Los pasados días 23 y 24 de mayo se realizaron en 143 centros docentes de Asturias las evaluaciones de diagnóstico de 6º de Educación Primaria y 4º de Educación Secundaria Obligatoria. 4979 alumnos estaban convocados para realizar unos ejercicios cuyo análisis sirve para valorar la salud del sistema educativo asturiano y que el profesorado tome decisiones para la mejora de la enseñanza en aras de un mayor éxito educativo del alumnado.

Es de sobra conocida la oposición del Gobierno asturiano a la realización de las "reválidas" que preveía la LOMCE, por su carácter perverso, dado que implicaban someter al alumnado a una especie de ruleta rusa: en un día, mediante un número muy limitado de exámenes, se jugaba la promoción de Educación Primaria o el título de Educación Secundaria Obligatoria, sin importar prácticamente el esfuerzo y resultados de los años cursados en cada una de esas etapas. Suponían, de facto, una ruptura del proceso de enseñanza y aprendizaje que se produce en los centros, puesto que enajenaba la evaluación final de ese proceso, que culmina de forma natural con la evaluación que hace cada profesor o profesora de cada uno de sus alumnos y alumnas.

Sin embargo, desde el 5 de diciembre de 2016, con la publicación de un Real Decreto-Ley, las evaluaciones finales de etapa, las llamadas reválidas, ya no se aplican tras una ardua y larga negociación y lucha con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. En su día desde la Consejería de Educación y Cultura lo celebramos dado que recuperábamos nuevamente el concepto de evaluación de diagnóstico, algo en lo que Asturias fue pionera (se iniciaron ya en el 2005 con carácter experimental) y que año tras año se han venido realizando como una actividad académica más de las tantas que se realizan diariamente en nuestros centros docentes. Sí, la evaluación de diagnóstico es una actividad académica más, como cualquier ejercicio que deben realizar en clase, como cualquier otra prueba, tarea o examen de los que cada alumno y alumna debe hacer a lo largo de su escolarización.

El análisis de los resultados de las evaluaciones de diagnóstico, expuesto en un informe para cada uno de los centros, permite al profesorado conocer, de forma contrastada, el nivel de desarrollo de competencias de su alumnado, dado que se aporta información muy valiosa para orientar la labor docente, mejorar en la programación de enseñanzas, contrastar el ambiente escolar, determinar si se produce una mejora del éxito educativo respecto a otros años académicos y, además, aporta información sobre las debilidades y aspectos susceptible de mejora y de reflexión.

Estos días se ha puesto en cuestión la evaluación de diagnóstico de forma bastante osada, sin tener pleno conocimiento del concepto y de su sentido y finalidad y desde luego sin haber analizado rigurosamente las consecuencias del cuestionamiento de esta actividad académica, al incitar al alumnado a no realizarla. Tal vez algunas personas olviden que en su mayor parte el sistema educativo está poblado por menores de edad y que cuando se les incita a no acudir a una actividad académica, a una prueba, a un examen, están abriendo la caja de Pandora de la que pueden salir males innúmeros, puesto que les autorizan negarse a hacer cualquier actividad académica que no sea de su agrado o que exija esfuerzo.

Y qué decir del daño a la autoridad del profesorado. Si las reválidas implicaban en cierta medida una desautorización del profesorado que diariamente acompaña a cada alumno, el promover, permitir, jalear y aplaudir que un estudiante no acuda al centro a realizar una actividad académica más, como es la evaluación de diagnóstico, daña de forma clara la autoridad del profesorado. Y eso desde la Consejería de Educación y Cultura no lo podemos asumir sin levantar nuestra voz para recordar a toda la sociedad asturiana que nuestros hijos e hijas aprenden más fácilmente aquello que hacen o que no hacen que aquello que les decimos que deben hacer.

Abundando es este asunto, nos entristece que alguien se alegre de que algunos alumnos y alumnas no hayan acudido a clase esos días y nos preguntamos qué intención perversa tienen quienes alientan al alumnado al absentismo y lo más preocupante cuál será la excusa para permitir el absentismo en otras ocasiones, acaso que el examen de matemáticas que tenga previsto realizar una profesora en un instituto les obligue a estudiar, tal vez que hay que madrugar para ir a clase o que escribir una redacción exige reflexionar y meditar un poco. ¿Dónde estará el límite?

Afortunadamente, el 94% de las familias cuyos hijos e hijas debían realizar la evaluación de diagnóstico muestral de Educación Primaria entendieron que esos días eran justo lo que decimos que son: unos días lectivos más, con una actividad académica más que debe realizar su hijo o su hija, que le supondrá cierto esfuerzo, por supuesto, y de la que sin duda extraerá un aprendizaje. En Educación Secundaria Obligatoria, el 30% del alumnado que debía realizar la evaluación no acudió a clase esos días. En este caso la responsabilidad de la asistencia a clase es compartida entre familias y alumnado, puesto que se trata de adolescentes entre 15 y 16 años, y como es bien sabido, algunas de las cosas que los adolescentes hacen no las tratan con sus padres. Tal vez deberían tratarlo cuando reciban la comunicación de las faltas de asistencia desde los centros docentes.

En todo caso, y frente a afirmaciones que se han realizado sobre la imposibilidad de emitir informes a los centros debemos aclarar que tal cosa es absolutamente incierta: los 143 centros docentes sobre los que se aplicaba la evaluación de diagnóstico de carácter muestral, recibirán el informe correspondiente. En 23 casos, se les indicará que deberán analizar los datos con precaución puesto que ha participado menos del 80% del alumnado.

Por parte de la Consejería de Educación y Cultura proseguiremos insistiendo en que la evaluación de diagnóstico es necesaria y conveniente para mejorar el sistema educativo y haremos todo cuanto esté a nuestro alcance para situar nuevamente las evaluaciones de diagnóstico en su justo lugar: una actividad académica ordinaria que anualmente deben realizar los centros para conocerse mejor.

Finalmente, deseamos agradecer a la comunidad educativa y muy especialmente al profesorado y equipos directivos el arduo trabajo de estos días, a la par que proponemos a toda la sociedad que se reflexione sobre los asuntos aquí expuestos.

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