Siempre se escuchó a los más viejos del lugar que la arena de la playa de San Lorenzo basculaba, y que no había que preocuparse por unas temporadas de pérdida de áridos, que lo que el mar se lleva el mar lo devuelve más pronto que tarde.
Ocurre que con motivo de la realización de las obras de ampliación de El Musel hubo que extraer miles de metros cúbicos de arena de la bahía para los rellenos del "superpuerto" y esos áridos no se los llevó el mar sino la UTE Dique Torres, algunos de cuyos directivos desfilaron ayer por un Juzgado de la Audiencia Nacional, a causa de los polémicos sobrecostes, sin que se sepa que una sola lágrima suya cayera en la arena del arrepentimiento.
Lo curioso es que los mismos expertos que hace unos años demonizaban las obras de ampliación portuaria y las consideraban causantes de frecuentes perjuicios a la bahía, como la evidente pérdida de arena, ahora aseguran que el nuevo dique no sólo no interfiere en la estabilidad del arenal señero sino que incluso lo protege del oleaje del Noroeste. O sea, un expediente X, un suceso inexplicable.
Desconocemos cómo se mide para asegurar con tanta rotundidad que San Lorenzo dispone de mayor volumen de árido que en los últimos veinte años. Ya va siendo hora de hablar con propiedad y de no acusar al Puerto de Gijón de todos los males que aquejan al litoral, no vaya a acabar creyéndose a pies juntillas que el toro que mató a Manolete lo azuzaran también Rexach y Díaz Rato desde la sombra de un burladero marítimo.
