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andres montes

Abstención sin trauma

Los difíciles equilibrios del PSOE para justificar su posición

En su estreno como portavoz parlamentario del PSOE, José Luis Ábalos tenía ayer ante sí un complejo juego de equilibrios y además en un doble eje, interno y externo. Al hilo del Rajoy censurable y el Iglesias no presidenciable, que era el argumento central del PSOE para justificar su abstención, el sanchista más fiel se esforzó en dejar constancia de la necesidad de desalojar al PP del Gobierno tanto como de la desconfianza que suscita Podemos. Para esto último recurrió incluso al argumentario de la formación morada, sustanciado en un documento de título tan expresivo como "Éramos pocos y llegó Sánchez". En el frente interno, Ábalos necesitaba cohesionar a su grupo, marcado todavía por las heridas de la confrontación fratricida. Por ello cortó el intento de Iglesias de distinguir entre socialistas mejores y peores.

Llevado por tanto juego malabar argumental, el portavoz provisional dijo la frase más ambigua escuchada en el debate: "a veces abstenerse tampoco es tan grave". La excesiva polisemia de la afirmación contrasta con la contundencia inequívoca de la reciente batalla socialista a costa de una abstención. ¿Insinuaba Ábalos que la abstención de la ruptura que abrió paso a Rajoy es un episodio ya digerido una vez reintegrado Sánchez al liderazgo? ¿O marcaba distancias entre la abstención de ayer y la de octubre? ¿Advertía a Iglesias de que una abstención, que habría facilitado la investidura fallida del candidato socialista en marzo del año pasado, hubiera sido menos grave que el efecto conseguido con su voto en contra de consolidar a Rajoy en el Gobierno? ¿Anticipaba que una abstención ayer no cierra la puerta a un entendimiento futuro con Podemos, una relación inevitable pero todavía inmadura? En la suma de esas interpretaciones está el núcleo del discurso de eso que llaman el nuevo PSOE .

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